Ciudades completas como Barcelona o industrias como la agrícola, automotriz o metalúrgica hoy pueden automatizarse gracias al cómputo en la niebla o fog computing, un tipo de procesamiento de datos que reduce aún más los costos y hace más eficientes a las empresas gracias al intercambio de información “casi a nivel de piso” entre los dispositivos conectados en red en lugar de “subir y bajar a la nube”.
Sin la necesidad de utilizar la nube como sucede con el cloud computing, los dispositivos interconectados generan una “niebla” de datos que permite mejorar la eficiencia energética del sistema hasta en 40%.
A partir del desarrollo del Internet de las Cosas (IoT), el término de fog computing llegó para quedarse y al respecto, Juan Gabriel Gomila Salas, matemático, científico de datos e instructor de Udemy, nos comparte 6 beneficios que puede traer a las empresas la transición de cloud al fog computing.
- Mayor seguridad: mientras que en el cloud computing la seguridad solo corre a cargo del servidor externo, en el fog computing, al estar varios dispositivos conectados a través de cifrado, es más sencillo detectar cualquier amenaza, así esta solo aqueje a solo uno de los servidores. De esta manera, las empresas tienen la tranquilidad de contar con una conexión segura.
- Menos congestión de la red: en vez de tener que canalizar el flujo de datos hacia la nube, la computación en la niebla permite procesar los datos de manera interna, lo que reduce el consumo de datos y esto, a su vez, el costo por la red.
- Menos latencia: el cómputo en la niebla no requiere que la información viaje a ningún servidor externo, lo que hace que la comunicación entre el dispositivo y el usuario se realice con mayor rapidez, permitiendo que exista un mayor ancho de banda, que a su vez, posibilita la transferencia de una mayor cantidad de datos en un menor tiempo.
- Menos costos: si bien los costos que implica acceder a esta tecnología de inicio suelen ser significativos debido a la necesidad de dispositivos, sensores y el software necesario para su instalación, a la larga, el gasto en la instalación de un sistema de fog computing queda amortizado a los pocos años debido a su eficiencia energética.
Por ejemplo, una oficina completamente controlada a través de este sistema –calefacción, luz, agua y demás utilidades– puede llegar a ahorrar hasta 40% de energía.
- Funciona sin internet: los dispositivos no necesitan forzosamente conectarse a internet entre ellos, lo que significa que un sistema de este tipo puede funcionar en medio del campo, por ejemplo. Si los granjeros necesitan tener la información exacta sobre cuándo hay que regar los huertos u ordeñar a las vacas, el fog computing podría solucionarlo.
- Gran escalabilidad: si se requiere ampliar el sistema solo se necesita instalar los dispositivos necesarios para alcanzar el radio deseado, por lo que tienen un gran potencial de escalabilidad para cuando sea necesario.