Tanto los nuevos Core i3, como los Core i5 de Intel, han demostrado los beneficios que aporta la tecnología de fabricación de 32 nanómetros, aspecto que es trasladado a los Core i7-980X (nombre en código Gulftown), cuyo encapsulado vuelve a ser de tipo LGA 1366. Como resultado tenemos al procesador más potente en entornos de escritorio, con seis núcleos y 3.33 GHz de velocidad, los que estaban llamados a ser los Core i9. El nuevo i7-980X pertenece a la familia Extreme Edition, modelos con el ciclo de reloj desbloqueado. Frente a la anterior generación i7 de 45 nanómetros y 4 núcleos, físicamente se ha incrementado a 6 núcleos, lo que se traduce en 12 hilos de procesamiento gracias a la tecnología HyperThreading. Además, su memoria caché de nivel L3 se ha incrementado de forma proporcional hasta los 12 MB. A nivel de overclocking, Turbo Boost permite manejar la frecuencia de reloj de cada uno, aunque en esta ocasión es algo más conservadora, permitiendo elevarse hasta 3.6 GHz como valor máximo, y a 1.6 GHz en modo de inactividad o mínima potencia, lo que nos permitió reducir su consumo hasta un valor mínimo de 106 vatios en nuestro equipo de pruebas. El nuevo 980X se beneficia de la memoria caché superior, y determinadas aplicaciones y juegos aprovechan el incremento de núcleos con los respectivos “Threads” o hilos. Total Wars es uno de estos ejemplos, así como aplicaciones del tipo 3DMark Vantage, con la que se obtiene hasta un 50 por ciento más de rendimiento. La mejora más significativa se produce también en el apartado de edición de vídeo y tratamiento de imágenes. A nivel de seguridad, se añaden siete nuevas instrucciones de encriptación AES-NI, muy válidas para trabajar junto con BitLocker en Windows 7. En nuestras pruebas conseguimos establecer un nuevo récord, con un índice de PC WorldBench de 157 (el anterior Extreme Edition de 4 núcleos se quedó en 148). Las aplicaciones tipo 3ds Max aprovechan el mayor número de núcleos, y mejoran en cerca de 25 segundos todo el proceso de reproducir una misma escena. Con todos los núcleos activos al unísono, el consumo de potencia se elevó a 217 vatios, mientras que el pico más bajo mientras se reproducían nuestras pruebas fue de 173 vatios. Cinebench 11.5 también nos mostró un incremento de 41 por ciento frente a su predecesor Core i7-975. Utilizamos una tarjeta base orientada a juegos, la Asus Rampage II Gene, junto con 3 GB de memoria DDR3. Para superar el problema inicial de que la tarjeta no reconocía el micro, tuvimos que actualizar la BIOS utilizando un procesador anterior (Core i7-965 o 975). Es lo que sucede por no lanzar un chipset nuevo, y seguir basándose en modelos que llevan meses en el mercado. A su favor, el hecho de que nos ahorremos en plataforma, aunque la utilización del encapsulado LGA 1366, en lugar del LGA 1156, puede crear confusiones. La tarjeta permite el modo Game Extreme, para lo que repetimos nuestra batería de pruebas. El incremento en 2D es insignificante, sin embargo, en los juegos utilizados como pruebas, conseguimos ganar 4 fps de media. Con Turbo Boost, elevamos la velocidad del micro a 4.14 GHz, pero sin comportarse todo lo estable que deseábamos. El costo del procesador es elevado, lo cual no nos agrada si tenemos en cuenta que la tarjeta base continúa utilizando el chipset Intel X58, en lugar de añadir soporte USB 3.0 y nuevas características. Su principal rival, AMD, presentó la plataforma 890GX con socket AM3, con vistas a tenerla disponible para cuando llegue su CPU de seis núcleos, algo que resulta más lógico resulta más lógico.