Haciendo de la oficina una familia

En su origen, el hombre nace desprotegido ante un medio hostil y por razones de sobrevivencia y reproducción, se agrupa. Caracterizado por ser un ente eminentemente social necesita de la convivencia con sus semejantes y se integra en distintas agrupaciones formando clanes o tribus, teniendo como fundamento de todas ellas a la familia. Ésta célula social ha permitido que la especie humana sobreviva y se desarrolle creando un ambiente propicio para el aprendizaje y crecimiento. Las familias exitosas son agrupaciones que vale la pena emular en diferentes ámbitos, la oficina es uno de ellos. La palabra familia proviene de Famel, voz del lenguaje de los Oscos, tribu del lacio y que significaba siervo. En latín se aplicó a Famulus, significando el siervo que no solo recibe un sueldo por su trabajo, sino que vive bajo la dependencia de su señor, el pater familias, en cuanto a habitación, vestido y alimento. En este sentido, y al menos en sus orígenes, la palabra familia representa un grupo amplio de personas que están relacionadas por motivos más allá de su consanguinidad. Las familias son la agrupación social más antigua y el resultado de su dinámica es de alto impacto en la vida de sus integrantes y en la sociedad a la que pertenece. Si la familia es exitosa en su dinámica, los resultados que puede obtener sobrepasan cualquier expectativa, pero si la familia es disfuncional, los daños que puede producir son irreversibles en la vida de sus miembros. Siendo las empresas entes sociales contienen en todos sus componentes las relaciones y dinámicas que se manifiestan en el seno de las familias. En la antigüedad, un pater familias era el jefe supremo de los miembros que constituían su familia, el único representante jurídico, el sacerdote de los dioses familiares, el jefe militar, político, económico, legislador y juez supremo, con poder absoluto, sobre la vida y muerte de los miembros de su familia. Este riguroso poder patriarcal fue sufriendo limitaciones a través del tiempo, pero su forma de organización aún subsiste en nuestros días. En el vertiginoso mundo de las Tecnologías de la Información donde nuestro tiempo es consumido y las posibilidades de éxito dependen de la capacidad de trabajo en equipo, de habilidad técnica, creatividad y liderazgo, el director del área asume los compromisos del pater familias en su más extenso sentido siendo el responsable de tener un departamento exitoso o disfuncional. La dinámica familiar se constituye a través de las actitudes de cada uno de sus miembros y lo más destacable de esto es que la actitud es una decisión y como tal puede ser influenciada, motivada o dirigida por los demás. Así como un padre o una madre de familia definen con su actitud las normas, valores y acciones de su familia, el director de un departamento tiene la misma capacidad y debe asumirla. Diversos estudios se han realizado sobre la dinámica familiar y sus factores tanto de éxito como de fracaso incidiendo directamente en la integración familiar o en su desintegración. Entre los de éxito se encuentran la comunicación, la lealtad, la confianza, la honestidad, la colaboración y el amor. Entre los de fracaso están la mala comunicación, la desconfianza, la traición, el abuso y el desinterés. Estos mismos elementos pueden ocasionar la integración o desintegración laboral de un departamento. La comunicación permite que fluyan ideas y emociones, aporta un mecanismo para crear confianza, armonía y coordinación de esfuerzos. Su estimulación y fortalecimiento permite consolidar las relaciones entre las personas. La falta de comunicación ocasiona desorden, frustración y desconfianza impidiendo el logro de metas comunes. La lealtad es el cumplimiento del deber con honor, veracidad y legalidad. La lealtad nos compromete, nos une, nos permite aportar generosamente lo mejor de cada uno y fortalece la confianza. La deslealtad traiciona y miente, nos aparta de los demás y destruye nuestras relaciones. La confianza es la fe o esperanza que se tiene en los actos de una persona. La confianza se construye con tiempo y esfuerzo pero puede destruirse en tan solo segundos. La confianza aporta tranquilidad y seguridad, fortalece los lazos entre los individuos. Si se destruye es casi imposible de reconstruir. La honestidad es la congruencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. En ella se acuña la verdad. La honestidad construye el andamiaje de la confianza. La deshonestidad aporta mentira y falsedad. Así como una mentira no puede ser ocultada por siempre tampoco la deshonestidad. La colaboración es la realización conjunta de alguna tarea. La colaboración compromete la voluntad de hacer, de aportar y de cumplir. Permite el logro de objetivos comunes en forma más eficiente, eficaz y gratificante. Cuando no hay colaboración se obstaculiza y ralentiza el logro de metas, no hay comunión en las voluntades ni en los intereses. El amor tiene muchas dimensiones, implica poner el corazón, la voluntad, el talento y la pasión en los actos. El amor camina de la mano con la felicidad y aporta sentido de trascendencia. Cuando no lo hay se crean escenarios de desgano, frustración y hastío. El hombre sin familia, acaba por extinguirse. Esto también es aplicable al trabajo. Si en la vida de una persona es imperativo vivir en armonía con su hogar también lo es hacer familia en la oficina.