El sexto sentido del CIO

La mayoría de los que trabajan en el área de sistemas aspiran al cargo más alto y que creen más cercano a ellos: ser CIOs; sin embargo, nadie les ha dicho lo difícil que resulta llevar a cuestas dicho nombramiento, principalmente porque como en todos los cargos de liderazgo, suelen estar en el ojo del huracán y con frecuencia sus fallas serán más recordadas incluso que sus éxitos obtenidos, sobre todo cuando –visto desde otro ángulo de la empresa-todos suelen pensar que lo pudieron haber hecho mejor. Y es que no existe un manual que paso a paso explique cómo llegar a ser un buen CIO, y además tendrá que aprender cuestiones nuevas que le exigirán operar fuera de su zona de confort con eficacia, aprender de los errores, al inicio de un proyecto pensar también en las capacidades del personal de su organización y no solamente en las suyas, ver los proyectos de TI a través de la mirada del CFO, poner en marcha nuevos equipos o desarrollar de capacidades del personal, la ejecución de importantes mejoras de procesos de negocio o gestión de proyectos en toda la empresa, y abordar los retos externos, incluyendo la negociación de contratos importantes y la identificación de oportunidades de TI en beneficio del negocio, entre otras. Además de las características de liderazgo y operacionales que acompañarán al CIO durante el desempeño de sus labores cotidianas. Lo cierto es que el CIO debe poseer una facultad de la que carecen la mayoría de sus colaboradores, se trata, ni más ni menos, que del Sexto Sentido, que lejos de connotaciones fantasmagóricas e incluso las que se limitan a decir que sólo el sexo femenino cuenta con éste, se trata de la habilidad de adquirir información por medios diferentes a los sentidos conocidos: gusto, vista, tacto, olfato, oído, y a menudo se le asocia más bien con cuestiones como la intuición y el sentido común. Según la definición escrita en Wikipedia, la intuición es un concepto extraído de la epistemología que describe aquel conocimiento que es directo e inmediato, sin intervención de la deducción o del razonamiento, siendo habitualmente autoevidente. Algunas teorías psicológicas indican que la intuición es un conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general es incapaz de explicar por qué llega a una determinada conclusión. Las intuiciones suelen presentarse más frecuentemente como reacciones emotivas repentinas a determinados sucesos o sensaciones que como pensamientos abstractos elaborados. En el lenguaje popular suele significar ‘presentimiento’. ¿Cuántas veces no se ha topado con que lo que intenta hacer usted o alguno de sus colaboradores le suena ilógico y/o fuera de lo común? Algunos CIOs creen que «para ser un buen líder, usted tiene que tener intuición, y la única forma de desarrollar la intuición es a través de la experiencia». Rodearse de colegas y colaboradores con experiencia, es quizás la respuesta a muchas interrogantes que pueden surgir al tomar alguna decisión que impacte al negocio. Lo cierto es que la intuición y el sentido común son vitales para todo, hay cosas que de pronto suelen parecer sin fundamentos y hay que hacerle caso a esa voz interior que le dice ‘no lo hagas’ o que le aconseja que revise de nuevo antes de entregar tal o cual reporte, ¿y Usted, qué tan a menudo le hace caso a esa voz interior?