Si el trayecto a la nube es nuestro lienzo y la arquitectura es nuestra obra de arte; ¡más vale tener un bosquejo claro! Bosquejar es posiblemente la actividad en la que los artistas invierten la mayor parte de su tiempo. Y es que pongámonos por unos minutos en los zapatos de un pintor; ellos saben que cada idea y cada inspiración en su mente tiene el potencial para ser una gran obra de arte. Sin embargo, también tienen muy claro que la única manera de modular esa inspiración es con bosquejos, los cuales evolucionan en cada intento y que, en su versión final, se convierten en los garantes que cada trazo sobre el lienzo transformará esa inspiración en su obra maestra, también conocida como ese opus magnum.
Es posible que muy pocos de los que hoy estamos en este mundo de la tecnología seamos grandes pintores o escultores, sin embargo, estamos todo el tiempo planeando y bosquejando. Lo hacemos para definir cómo incorporar esa nueva solución a nuestras arquitecturas de TI, buscamos cómo optimizar los gastos en tecnología, cómo hacer felices a nuestros usuarios y, más recientemente, bosquejamos sobre cómo aprovechar la nube pública como siguiente hito en la modernización digital de nuestras empresas.
En este último bosquejo, debo admitir que muchos comenzamos a sufrir, especialmente por la velocidad con la que se espera que lo tengamos listo. Desafortunadamente, al intentar ir a esa velocidad lo más posible es que nos equivoquemos, o peor aún, omitamos algo que podría ser un factor clave de éxito frente a este gran reto.
Imaginemos la siguiente situación, debemos migrar a la nube rápidamente y para lograr esto debemos:
- Replantear todo el modelo de gobierno de TI de nuestra organización.
- Apropiar conocimiento y experiencia para hacerlo más simples.
- Aprender todo de nuevo, desde lo más básico que podría ser crear una máquina virtual (VM) hasta arquitecturas modernas para microservicios. Este enorme reto solo se hace más complejo cuando pensamos que cada nube hace las mismas cosas, pero de manera distinta.
- Cumplir con compromisos de consumo de nube.
- Crear un modelo de seguridad.
Todos estos pasos son igual de importantes, no hay discusión. No obstante, bosquejar de manera correcta el último reto, puede ser el elemento con el potencial de convertirnos en el Leonardo da Vinci de la historia o por el contrario, haber perdido esfuerzos de tiempo, costos y reputación que sin ninguna duda van a impactar a nuestras organizaciones de la peor manera.
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Afortunadamente, gracias al modelo de responsabilidad compartida con el que hoy contamos, podemos garantizar que un trayecto a la nube tenga el potencial de llegar a su mejor versión. Este modelo establece con absoluta claridad dónde termina la responsabilidad de las nubes públicas y donde comienza la del cliente. Y es en esa porción nuestra como usuarios, trabajando de la mano con los proveedores de las nubes públicas, en la que expertos en soluciones de seguridad simplifican y mejoran los estándares de protección que harán que los proyectos se consoliden como verdaderas obras de arte.
Es indiscutible que el uso y trayecto a la nube cumple un papel muy importante en la modernización y en la innovación que podamos inyectar a nuestras organizaciones. Sin embargo, implica inevitablemente una expansión de la superficie de ataque donde nuestro “perímetro” se ha vuelto casi imperceptible. Esto crea entonces no solo una mayor superficie de ataque, sino también una superficie de ataque heterogénea y dinámica que nuestro bosquejo no puede dejar de considerar.
Innovar sin tener en cuenta la seguridad puede llevar a que toda nuestra obra y el éxito de una empresa se desmorone ante un ataque o una falla de seguridad detectada. Una vulnerabilidad descubierta o, peor aún, un ataque, puede hacernos perder activos muy importantes para la compañía y afectar fuertemente a nuestra marca y a nuestros clientes.
Con todo esto en mente, quiero invitarlos a tomarse el tiempo suficiente para planear, bosquejar y volver a bosquejar. Tomarse el tiempo de construir la mejor versión de la nube pública, redundará en beneficios para su organización con el paso del tiempo. Y por supuesto, los dejará más cerca de lograr su próxima obra maestra.
Por: Carlos Robledo, gerente de Desarrollo de Negocios en la Nube de Fortinet para América Latina y el Caribe.