
El poder, además de envidiado, puede ser peligroso, como afirma cualquier organización que ha sufrido alguna vez el contar con un administrador de sistemas pícaro. Además, la tecnología es a la vez esencial en cómo las organizaciones modernas operan y al mismo tiempo es totalmente desconocida por las personas ajenas al departamento de TI, por lo que es fácil para los genios TIC perpetuar sus feudos internos.
"La peor adicción a la que sucumben a los empleados es lo que llamamos el síndrome del puesto de observación de los guardias de incendios", explica Bill Horne, propietario de William Warren Consulting. "Le pasa a los guardias que prestan servicio en puestos remotos durante largos períodos de tiempo poco o ningún contacto con el exterior. Después de un tiempo empiezan a creer que están a cargo de todo lo que sucede en su área. De igual manera, los administradores de sistemas comienzan a asumir que están a cargo de todo lo que sucede en los sistemas que mantienen, lo que puede dar lugar a normas de aplicaciones infantiles, como cierto tipo de autorizaciones y herramientas para espiar lo que sucede en su red".
Como resultado de todo ello, los profesionales de TI a menudo se olvidan que existen para apoyar el negocio, no al revés. "El uso de una computadora debería ser más fácil, pero muchos profesionales de TI han creado pequeños reinos privados que lo hacen difícil o imposible".
La cura a esta adicción es sencilla. La tendencia a consolidar el poder no es exclusiva de los profesionales de TI, señala a su vez Jeffrey Palermo, presidente y COO de una consultora y una empresa de desarrollos a medida. Pero puede ocurrir más a menudo en este sector, porque es aquí donde las decisiones de la tecnología y los recursos suelen estar centralizados en las mismas personas.
“Es necesario que el desmantelamiento de los grandes departamentos de TI, dar a cada departamento funcional su propio personal técnico y los recursos de computación que les correspondan y que a la vez les permitan establecer sus propias prioridades".
La terminología geek
¿Pasa horas y horas frente al ordenador? ¿El smartphone o la tablet no pueden faltar en su tiempo libre? ¿Habla como un geek y tiene un apetito insaciable por controlar todos los sistemas y la información de su compañía? Si alguna de las preguntas anteriores es cierta en su caso, debe admitir que es un adicto a la tecnología.
El primer paso es admitir la adicción, es un problema realmente frecuente en nuestros días y por ello no hay ningún tipo de barrera social que justifique la negación de los hechos. En segundo lugar debe hacerle frente a la adicción y tomar conciencia de que ella le puede llevar a tomar malas decisiones, a reducir su productividad, a desperdiciar dinero y a cometer infracciones en la gestión de los datos.
Afortunadamente, hay remedios. Pero primero hay que admitir su impotencia ante su adicción a las siglas y la jerga geek, su dependencia de los datos y sus ansias de poder por medio de la tecnología. También debe resistir a la ilusión que puede hacer que su red sea perfectamente segura o que la tecnología vaya a resolver todos sus problemas.
Los geeks aman a su jerga. Es una manera de mostrar quiénes son, por no hablar de que se trata de una técnica eficaz para engañar a los demás haciéndoles pensar que sabe más de lo que realmente saben. Los expertos en coaching y recursos humanos analizan a diarios casos y casos en que esto sucede. De hecho no es extraño ver en un programa frases como “Se necesita un RAID 5 SAN o se producirá un error en nuestras copias de seguridad”, dejando al personal no informático sin idea de qué hacer, en lugar de plantear que “no hay suficiente espacio para almacenar nuestras copias de seguridad, podemos perder todos nuestros datos", frase que sí comprendería cualquier empleado del área de negocio.
Pero expertos como Glenn Phillips, presidente de Forte, aseguran que los profesionales de TI inteligentes saben que unas buenas habilidades de comunicación son esenciales y deben trabajar duro para desarrollar esas habilidades, si bien los ejecutivos también deben estar dispuestos a admitir que no tienen la menor idea de lo que sus técnicos están diciendo. En caso contrario, y tal y como sucede en muchas compañías, los directivos “delegan responsabilidades en su departamento TI cuando en realidad no han entendido nada de lo que el técnico les ha dicho y por tanto, han hecho caso omiso”, desbaratando la cadena de liderazgo y la eficiencia corporativa.