
El Convenio Marco de Interconexión (CMI) aglomera una suma de esfuerzos colectivos para fomentar un desarrollo más sano y verdaderamente competitivo de la industria a través de costos decrecientes que impacten a la baja las tarifas finales. Sin embargo, no tardaron en aparecer todo tipo de críticas, que si bien son aceptables, buscan en su mayoría entorpecer este avance de la competencia en el sector.
La importancia de la interconexión deriva de la necesidad de hacer eficiente la operación del mercado, pues resultaría un desperdicio de recursos que, al no contar con interconexión, cada operador replicara la infraestructura para poder ofrecer su servicio, lo que resultaría muy costoso desde el punto de vista de una empresa entrante y haría inviable la prestación del servicio. Es relevante poder asegurar la interoperabilidad entre todas las redes de forma equivalente y funcional, permitiendo la provisión de servicios de calidad entre las mismas.
Por esta razón, a continuación se enuncian algunos de los beneficios económicos que derivarán de la eficiente implementación del CMI:
1. Valor Presente Neto Social Positivo. La modernización de requerimientos permite reducir los costos económicos asociados a negociaciones y que afectan enormemente a los operadores no dominantes, impactando negativamente las tarifas al usuario final. De esta forma se concreta una de las justificaciones base del Convenio: generar un valor presente neto social positivo en términos económicos.
2. Optimización de Recursos Financieros. La definición de estándares tecnológicos deriva en menores costos para los operadores; además, el CMI muestra un esquema para la simplificación de los costos económicos de las negociaciones, optimizando los recursos financieros.
3. Aumento en Ingresos de los Operadores. La caída en los precios finales, combinada con el importante efecto elasticidad del precio, resultará en aumentos del tráfico y, consecuentemente, de los ingresos de los operadores.
4. Reducción de Precios. Por el lado del consumidor, la reducción de precios permitirá a los usuarios acceder a una gama más amplia de servicios y de esta forma aprovechar las ventajas competitivas que ofrecen las telecomunicaciones en términos de productividad y acceso a la información, situación que impactará positivamente el bienestar social.
5. Aumento en la Penetración. Una baja generalizada en los precios permitirá a una mayor cantidad de mexicanos acceder a estos servicios, aumentando la penetración mediante una oferta de mayor calidad a menores precios para los consumidores.
6. Regulación Asimétrica. El establecimiento de condiciones específicas al operador con restricciones para permitirle la entrada al mercado de televisión cumple con el objetivo de mejora regulatoria en pro de la sana competencia, aportando beneficios al mercado y en favor del consumidor. Si bien estas condiciones asimétricas no deben imponerse por siempre, la experiencia internacional nos enseña que la regulación asimétrica ha demostrado ser un elemento efectivo, si bien temporal, para aumentar las condiciones de competencia en un mercado. Lo anterior es un ejemplo de equilibrio entre los operadores participantes en dicho mercado y no cae en un terreno de proteccionismo hacia los concesionarios existentes, como podría pensarse.
7. Reducción de Costos por Litigios. El Convenio Marco pretende también una importante reducción de costos derivada de los litigios en que incurren los operadores existentes al no contar con un poder real de negociación frente a Telmex. Así, el Convenio Marco genera una mayor eficiencia administrativa al interior de la industria, derivando en importantes ahorros para todos.
8. Aumento en la competencia. En suma, todos los elementos anteriores delimitan un marco legal que promueve una mayor competencia en el mercado de telecomunicaciones mexicanas. La limitación de poder del operador dominante, así como el fortalecimiento de los operadores existentes y los nuevos entrantes, derivado de la efectiva implementación del CMI, detonarán un mejor funcionamiento del mercado, que en condiciones de competencia efectiva derivará en más y mejores servicios para los consumidores finales, con su respectivo impacto positivo sobre el bienestar social.
Con todos los avances en política regulatoria que puede representar, también es importante reconocer que es un avance parcial; susceptible de adaptaciones, complementaciones, mejoras y actualizaciones posteriores e incluso regulares en la búsqueda por consolidar un marco regulatorio realmente eficiente en pro de la competencia. Es claro que las telecomunicaciones mexicanas todavía distan mucho de alcanzar la competencia efectiva necesaria para incentivar la importante inyección de capital que el avance tecnológico y la sociedad digital demandan urgentemente.
Ante esta situación, el CMI se consolida como un paso hacia adelante en este incansable esfuerzo por alcanzar la competencia efectiva. De no aprovechar este intento de mejora regulatoria corremos el riesgo de permitir más prácticas anticompetitivas que limitan la operación del mercado y afectan negativamente el bienestar del consumidor.
Ernesto Piedras, director general, The Competitive Intelligence Unit