El canto de una rana ha inspirado un algoritmo para redes inalámbricas. No es que nos hayamos vuelto locos sino que un grupo de científicos de la Universidad Politécnica de Cataluña han tomado como referencia el comportamiento de estos animales a la hora de desarrollar su trabajo.
Pero comencemos esta curiosa historia desde el principio. Los machos de la rana arborícola japonesa han aprendido a no emitir sus cantos a la vez para que las hembras los puedan distinguir. Ante esto, los científicos de la Universidad Politécnica de Cataluña han logrado la inspiración necesaria para crear un algoritmo que asigna colores a los nodos de una red, una operación que se puede aplicar al desarrollo de conexiones sin hilos eficientes.
Al igual que la manzana de Newton, las ranas arborícolas japonesas pueden, quien sabe, convertirse en el próximo grito de la investigación mundial.
– IDG España