Algunos años después de salir de la universidad, tuve la oportunidad de integrarme a dos de las principales publicaciones especializadas en tecnología de la información (TI) por allá en los inicios de los noventas. Para ser honesto, llegué sabiendo nada del tema, y mi primer contacto con el mundo de los servidores, computadoras personales y software empresarial fue a través de algunas traducciones y colaboraciones que comencé a hacer para Computerworld México y PC World. Bastaron pocas semanas para quedarme prendido de este fascinante mundo. Y a más de 15 años de distancia, me alegra darme cuenta de que no he perdido mi capacidad de asombro, que aún sigo fascinado por lo que la tecnología nos ofrece hoy tanto a individuos como empresas, y cómo se ha convertido en una parte integral de nuestros estilos de vida. Si dejo el celular en casa, no tengo una computadora con acceso a Internet, no llevo conmigo mi reproductor de música, me invade un sentido de falta de pertenencia a este tecnificado mundo. Ya soy parte a esa horda que vive una existencia casi virtual y que está en contacto a través del celular, el Messenger o los mensajes de texto. Alguna vez un colega me preguntó cuál era el avance más significativo que había yo observado desde mi primer contacto con la TI. Al replantearme la pregunta, me vienen a la mente un sinnúmero de respuestas. Sin duda, uno de los más importantes es el papel estratégico que actualmente tiene el CIO en las empresas. De ser un nerd encerrado en un cuarto lleno de cables y máquinas monolíticas con pantallas verdes, manejando comandos complicados, y al que todos recurríamos para que resolvieran problemas como una computadora congelada o un servidor caído, el CIO tiene actualmente un peso decisivo en la toma de decisiones que se equipara al del director de finanzas (CFO) y otros ejecutivos de alto nivel. El CIO, junto con su equipo, echa mano de la TI para automatizar tareas, elevar la eficiencia laboral y de procesos, competir en un mundo cada vez más globalizado y hacer posible la comunicación constante con socios y clientes de las empresas. Asimismo, no puedo dejar de mencionar Internet, que después de recuperarse de la tremenda explosión de la burbuja de principios de siglo, puso los pies sobre bases más sólidas para convertirse en un medio interactivo, en el que los usuarios dejan de ser entes pasivos para convertirse en su componente central y ser los proveedores de contenido. La convergencia en todas sus formas también ha sido un tema que ha captado la atención de usuarios y medios de comunicación en los últimos años. Un teléfono que integra cámara, reproductor de música, televisión móvil, o un refrigerador con pantalla para ver televisión y navegar por Internet, o redes de datos con telefonía IP y video, you name it. Sería imposible englobar en este espacio lo que considero los hechos más relevantes en los últimos años. Pero publicaciones como PC World e InfoWorld (pronto CIO) han documentado puntualmente esta vertiginosa evolución. Hoy me honra anunciar que me reintegro a su equipo editorial así como a Internacional Data Group (IDG), donde estoy reencontrándome con mis orígenes y viejos amigos. Y desde donde seguiremos siendo testigos de lo que la TI y los CIOs son capaces de hacer.