El Síndrome Burn-out al acecho de los CIOs

¿En algún momento ha sentido fuerte presión por la entrega de un proyecto? ¿Conflictos de relación con los usuarios? ¿Tareas pendientes que parecen no tener fin? ¿Escenarios laborales muy competitivos? ¿Exceso de trabajo que exige un esfuerzo adicional constante? ¿Largos y cansados trayectos para llegar o regresar de la oficina? Si su respuesta ha sido ‘si’ al menos a tres de estas preguntas es posible que esté en alguna de las cinco fases del síndrome burnout o del trabajador quemado (por su traducción al español). Este síndrome de desgaste laboral se considera como la fase avanzada del estrés profesional integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como la sensación de encontrarse emocionalmente agotado. Las profesiones que exigen entrega, compromiso, idealismo y servicio a los demás son las más proclives a generar este tipo de estrés. En 1974, el psiquiatra Herbert Freudenberger, atendía a toxicómanos en un hospital de Nueva York. Empezó a observar cómo muchos de sus compañeros al cabo del año de trabajo sufrían gran desmotivación y una progresiva pérdida de energía hasta llegar al agotamiento, así como síntomas de ansiedad y depresión. Dos años después, la psicóloga social Christine Maslach oficializó el término de “trabajador quemado” para referirse a un padecimiento derivado de la interacción del individuo con unas determinadas condiciones psicosociales nocivas de trabajo. Este síndrome se caracteriza por ser progresivo e imperceptible para el individuo. Potencialmente todas las profesiones pueden producirlo, pero aquellas que imponen cierta carga de estrés adicional son particularmente más proclives a generarla. Entre las principales causas están: estrés de la competitividad; de la creatividad; de la responsabilidad y entrega; de las relaciones; de la prisa; de la expectativa; del miedo y del aburrimiento. Prácticamente todas ellas presentes en la demandante actividad de ser profesional de las TIC. La fase de “quemado” es la quinta, y más avanzada de este padecimiento, cuya secuencia es la siguiente: • Fase de entusiasmo. Ante un nuevo puesto o proyecto hay gran entusiasmo, energía y expectativas positivas. No importa alargar la jornada laboral. • Fase de estancamiento. No se cumplen las expectativas profesionales. Se empieza a valorar las contraprestaciones del trabajo, percibiendo que la relación entre el esfuerzo y la recompensa no es equilibrada. • Fase de frustración. Se experimenta frustración, desilusión o desmoralización. El trabajo carece de sentido, cualquier cosa irrita y provoca conflictos en el grupo de trabajo. La salud puede empezar a fallar y aparecen problemas emocionales, fisiológicos y conductuales. • Fase de apatía. Hay cambios de actitud y conducta tales como llegar tarde al trabajo, ausentarse o solo pensar en la hora de salida; poco interés en resolver los problemas de los usuarios; evitar compromisos y responsabilidades; así como otros mecanismos de evasión como las adicciones. Hay completa falta de ilusión y motivación. Comienzan a presentarse síntomas físicos como fatiga crónica, dolores de cabeza, insomnio, úlceras y desórdenes gástricos. Hay afectaciones emocionales como la irritabilidad, incapacidad de concentración y distanciamiento afectivo. Todo esto produce menor capacidad en el trabajo y hostilidad creando un círculo vicioso que afecta también la esfera familiar. • Fase de quemado. Colapso emocional y cognitivo con importantes consecuencias para la salud física y psicológica. Por supuesto, las consecuencias de estas afectaciones las padecen las personas, sus familias y sus empresas. En México, a finales de enero de este año el IMSS reconoció que el 20% de las personas padecen este mal. En España, desde 1995 hay normatividad específica siendo motivo de incapacidad laboral y de tratamientos tanto psicológicos como con medicamentos. Siempre será mejor tomar medidas preventivas antes que correctivas, para ello se hacen las siguientes recomendaciones: no lleve trabajo a casa (tampoco problemas), descanse, tenga actividades relajadoras, utilice su tiempo libre en alguna actividad que le de satisfacción, tenga hobbies, haga deporte, coma bien, evite desvelarse, cuando pueda salga de fin de semana, pase tiempo con su familia. Si identifica que ya tiene alguno de los síntomas acuda al médico. Día a día el estrés nos gana terreno, y puede llegar a incapacitarnos para realizar nuestra labor. Como directivo de un departamento de TIC tendrá dos responsabilidades: cuidarse a sí mismo y cuidar a su equipo de trabajo.