Un estudio realizado por el CDP (Carbon Disclosure Project) revela que el modelo de cloud computing permite reducir las emisiones de CO2 que se emiten a la atmósfera. El informe añade que las empresas norteamericanas podrían dejar de emitir 85,7 millones de toneladas de CO2, cantidad equivalente a 200 millones de barriles de petróleo, simplemente moviendo sus sistemas a la nube.
Pero lo más interesante del estudio es que la mayoría de las compañías participantes en la investigación no habían reparado en las causas medioambientales no habían sido fundamentales para dar el paso a la nube. De hecho, numerosos estudios revelan que los CIO suelen migrar sus infraestructuras a la nube por razones financieras y de ahorro de costes, aunque algunos de ellos utilizan el beneficio ecológico como máscara para ocultar sus verdaderas motivaciones.
Así pues, el green-IT no es más que un valor añadido que obtienen las empresas, casi sin querer, cuando en realidad su único objetivo es el ahorro de costes. Incluso si se hubiera demostrado que el cloud computing aumenta las emisiones de CO2, seguiríamos viendo el mismo fenómeno de todos modos.
Con esto no se quiere decir que las corporaciones no estén preocupadas acerca del medio ambiente, pero que tienen que ser honestos cuando hablan en ese sentido. Las empresas siempre utilizan los recursos de computación más efectivos y con menores costes. Y si éstos resultan ser verdes, mucho mejor. En caso negativo, mejor no tocar el tema. Con ello se demuestra que nunca son el factor ni la razón fundamental para el cambio de paradigma.
David Linthicum, periodista en Infoworld