El perfil del CIO competente

¿Se siente usted satisfecho con su desempeño? ¿Su usuario lo estará? ¿Qué me dice de su Director General? ¿Qué tal sus subordinados? Ya habrá notado que el concepto “competente” tiene una dosis de percepción, misma que depende del punto de vista de quien lo juzga. Pero, cuales deben ser los elementos que el CIO debe tener integrados en su perfil para poder considerarse efectivamente competente. El concepto competente ha sido muy estudiado desde la década de los 80’s del siglo pasado y hasta la fecha con la intención de poder medirse, compararse y hasta pronosticarse. Sin embargo los científicos que se han dedicado al estudio de la competencia han encontrado que es un proceso por demás complejo y con distintas visiones y vertientes. Competente viene del latín competens, entis que significa pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. Competencia se presenta como el conjunto de conocimientos que autorizan a uno para realizar alguna actividad. Sin embargo, estas definiciones, en el mundo laboral actual, han sido superadas y varios autores tienen propuestas que van más allá de solo elementos cognoscitivos. La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) expone que una persona competente es aquella que posee un repertorio de habilidades, conocimientos, destrezas y valores además de la capacidad para aplicarlas en una variedad de contextos y organizaciones laborales. La complejidad estructural de la competencia incluye no solo componentes cognitivos sino también motivacionales y personológicos. La Agencia Nacional de Evaluación de Calidad y Acreditación Española (ANECA), en su libro blanco del grado de Ingeniería Informática dice que las competencias profesionales se caracterizan porque combinan los elementos ya mencionados integrándose entre sí de forma que el individuo debe “saber”, “saber hacer”, “saber estar” y “saber ser”. ¿Todo esto como se manifiesta en el desempeño profesional del CIO? El directivo de un departamento de TIC evidencia su competencia a través de sus logros. Para obtener resultados se tienen que dar tres condiciones: Saber hacer, desear hacer y poder hacer. Qué hay que saber hacer.- Desde el punto de vista exclusivamente técnico, y de acuerdo al Computing Currícula de la ACM, las áreas de mayor crecimiento son las siguientes: www, redes, gráficos y multimedios, sistemas embebidos, bases de datos, interoperabilidad, programación OO, uso y explotación de API’s, interfaces hombre-máquina, dominios de aplicación y seguridad y criptografía. Sin embargo, es importante no perder de vista que el perfil del CIO debe tener conocimientos sobre administración, gestión, finanzas, marketing, administración del cambio y, sobre todo, conocer el negocio de la empresa en que trabaja. Estos últimos pueden, incluso, convertirse en herramientas de mayor importancia que las habilidades técnicas. Desear hacer.- Muchos autores como Spencer y Spencer, Lawshe y Balma y Gonzci y Athanasou coinciden en que saber hacer no garantiza buenos resultados. Hay que desear hacerlo y, además, ¡desear hacerlo bien! Los aspectos motivacionales tales como el interés personal, los valores, los ideales, la responsabilidad y la autoevaluación, así como los afectivos como las emociones, sentimientos, compromiso y pasión se convierten en factores determinantes incluso de mayor impacto en los resultados esperados que los componentes cognitivos. Poder hacer.- La competencia profesional se manifiesta en la actuación, el logro y la capacidad de hacer ya sea en forma individual o dirigiendo un colectivo. La capacidad de organización y planificación, la comunicación, toma de decisiones, creatividad, solución de problemas e impulso a los compañeros de trabajo son los elementos clave de este eje del perfil. La formación de la competencia profesional es un proceso que se construye de forma individual. Es una búsqueda constante, sabiéndonos inacabados e inacabables pero con profundo sentido de llegar a ser mejor cada día. Con esta orientación, y tomando cada uno de los ejes ya explicados, hay que comprometerse con la preparación y aprendizaje constante de temas tecnológicos, administrativos pero sobre todo humanos; Hay que hacer un alto en el camino, tomar un poco de aire que renueve el espíritu, entender porque queremos hacer las cosas, reencontrar los valores que tenemos guardados y despertar en cada uno el deseo hacer bien las cosas. Lo que sigue, es simplemente hacerlo.