Un ejemplo de ello lo constituyó el auge de la tecnología inalámbrica, que llegó hasta el punto en donde las empresas que todavía no estaban seguras de su adopción y éxito, de verdad llegaron a pensar que en poco tiempo desplazaría a la tan consolidada tecnología de cableado de cobre. La realidad siempre supera a la fantasía, y nos ha demostrado que no, pues aunque la tecnología inalámbrica es ya una realidad palpable para la mayoría de las empresas, nunca desplazará a la cableada, que goza de mayores anchos de banda, velocidades superiores por mucho a las inalámbricas y una estabilidad probada en el mercado por varios estándares y años de consolidación. Este mismo ejemplo puede ser comparable al artículo de portada de esta edición, pues aunque la fibra óptica brinda mayores beneficios en cuanto al ancho de banda, mejor calidad de transmisión y una garantía de seguridad que el cableado de cobre tradicional no posee, es todavía un sistema de costosa implantación y difícil manipulado, factores que han frenado su crecimiento y expansión. La pregunta entonces es ¿Prevalecerá fibra sobre el cobre? Lo más seguro es que pase lo mismo que con la tecnología inalámbrica, en algunos aspectos tenderán a complementarse, dando como resultado una red lo suficientemente eficiente como para satisfacer cada una de las necesidades de las empresas, quienes en un futuro podrán contar con redes 100% híbridas: con cableado de cobre, con fibra óptica y hasta inalámbricas. Lo cierto es que lo que hoy ha sido prohibitivo y que ha obstaculizado su adopción masiva (el precio), en un futuro se verán más accesibles para las empresas, ya que los costos de ambas tecnologías (cableada y de fibra óptica) tienden a la baja, como en todos los mercados: a mayor adopción, menor costo. ¿Quién ganará la carrera? Como siempre y en especial en el rubro de TI, un entorno que presenta cambios radicales, no todo está dicho, y al final se impondrá la velocidad y el performance por encima incluso del costo, pues aunque los Directores de Sistemas siempre están presionados por la reducción de costos, se ha demostrado que éstos no siempre son factores decisivos para la adopción, como lo son los beneficios en el corto o mediano plazo. Y aunque en teoría la fibra óptica pudiera estar por encima del cobre, éste último siempre tiende a alcanzar a la fibra, tanto en prestaciones, como en velocidades de transmisión y anchos de banda. Lo más importante es que las comunicaciones (red neural de las empresas) no se vean interrumpidas, aquí es donde los responsables de TI deberán de estar muy al tanto de las características, y evolución de las distintas alternativas, a fin de estar en condiciones de adquirir la mejor solución posible, que otorgue el mejor rendimiento para asegurar que sus aplicaciones corran en óptimas condiciones y al mismo tiempo aseguren un futuro promisorio en sus corporaciones, en donde la información fluya de manera adecuada sin importar si viaja en cobre, fibra óptica o incluso en un medio inalámbrico. Por último quisiera contestar la pregunta que coloqué en la cabeza de mi editorial, pues aunque pareciera que el cableado de cobre tradicional está siendo amenazado por tecnologías inalámbricas y de fibra óptica, la realidad es distinta, pues gracias a esto, los responsables de establecer los estándares han hecho innumerables esfuerzos por establecer mejores calidades para el envío y recepción de información, aquí es donde el cobre, mediante los estándares como las categorías 6A y/o 6E y próximamente la categoría 7 han demostrado su gran valor, en beneficio de las empresas.