El creciente auge del modelo de software como servicio (SaaS) obliga a los responsables TI a desarrollar políticas y estrategias a largo plazo que controlen y gobiernen estas aplicaciones y su forma de entrega, así como a definir su soporte y el control de su rendimiento. Desarrollar estándares de alcance corporativo para el despliegue de SaaS es un modo de garantizar que esos servicios externos correrán bajo los mismos parámetros establecidos para los suministrados internamente en áreas como seguridad, backup, almacenamiento, integridad e integración de datos y procesos de negocio. Ese enfoque estratégico a largo plazo tendrá que tener en cuenta también que con el tiempo los ahorros aportados por SaaS irán disminuyendo, al tiempo que su gestión ganará complejidad según se vayan desplegando más servicios. Por otra parte, habrá que tener en cuenta todo lo relacionado con el cumplimiento normativo y los procesos de k. En definitiva, será necesario garantizar que las aplicaciones online se alinean con la estrategia TI global de la empresa. Esta necesidad, todavía incipiente en las empresas que comienzan a adoptar ahora SaaS, irá en aumento a medida que la presencia de los servicios online vayan ganando peso en las empresas. Una tendencia que la actual recesión económica no sólo no está frenando sino que incluso potencia bajo la promesa de la reducción de gastos. De hecho, IDC acaba de revisar sus estimaciones de evolución del mercado SaaS durante 2009, cifrando en un 40,5% su tasa de crecimiento, 4,5 puntos más de lo previsto inicialmente. En valores absolutos, la firma consultora estima en 12.400 millones de dólares el gasto mundial en software como servicio durante el presente año. En el mercado norteamericano en concreto, el porcentaje de empresas que destinarán al menos un cuarto de sus presupuestos TI en SaaS será de casi el 45%, un 22% más que en 2008. Tal evolución avala las prospecciones de Gartner, que vaticinan para 2013 la equivalencia funcional entre el modelo de software como servicio y el modelo interno convencional para un amplio conjunto de aplicaciones. Pero a medida que SaaS gane presencia en la empresa, crecerá la necesidad de integrarlo en la estrategia y políticas de gestión y gobierno TI corporativas. Un enfoque que los responsables TI deberían empezar cuanto antes, pues en muchas grandes empresas es habitual que los primeros despliegues de aplicaciones online se inicien sin la implicación –ni siquiera el conocimiento en algunos casos- de los CIO. Con ello, los clientes corren el peligro de desaprovechar las ventajas inherentes a SaaS, pues, según Gartner, los ahorros de costos iniciales que se obtiene con este modelo de entrega comienzan a reducirse a los dos años de su implementación. Y sólo alineándolo estratégicamente con las aplicaciones internas se logrará conseguir costos más efectivos a largo plazo. Por otra parte, a medida que SaaS, centrado inicialmente en aplicaciones como CRM y recursos humanos, empieza a abrirse a áreas como colaboración, gestión de contenidos, automatización de mercados y gestión de órdenes, se hace cada vez más necesario aumentar la formación del personal interno en este modelo de entrega, así como definir mejores prácticas que abarquen las cuestiones de seguridad, como backup, gestión de identidades y control de accesos. También es de utilidad crear condiciones de servicio y contratos estándar para negociar con los potenciales proveedores variables como rendimiento, tiempo de actividad y soporte helpdesk.