Datos privados: un pago costoso a cambio de aplicaciones gratuitas

Los usuarios están acostumbrados a ‘entregar’ sus datos personales a cambio de utilizar aplicaciones y servicios ‘gratuitos’ que reciben a través de internet, en sus navegadores o sus teléfonos inteligentes. Es una transacción en que entregan información muy valiosa sobre sus hábitos, rutinas y costumbres, al tiempo que comprometen su seguridad y privacidad, sin saberlo.

Curiosamente, la privacidad de los datos constituye una preocupación recurrente entre los usuarios de todo el mundo. Según la analista Pew Research, 79% de las personas en Estados Unidos está preocupada por la forma en la que las empresas podrían utilizar sus datos privados, al tiempo que el 81% piensa que el riesgo de entregar información personal supera los beneficios que se reciben a cambio.

Y México no se queda atrás. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, el 25.5% de los usuarios locales considera que el exceso de información no deseada es uno de los principales problemas que identifican en internet. Un problema que se genera por la incorporación de su información a bases de datos no autorizadas y que se une a otros, como los fraudes (4%) y la violación a la privacidad (3.1%). Sin embargo, estas preocupaciones parecen olvidarse cuando se recibe alguna recompensa, así sea pequeña.

¿Qué pasa en el mundo corporativo? ¿En realidad las organizaciones están más preocupadas por sus datos cuando ceden su administración a un tercero de lo que estaría cualquier persona cuando abre una cuenta de TikTok o Facebook?

Algunas empresas también entregan el acceso a sus datos privados a estos servicios gratuitos sin detenerse a pensar en el riesgo. Hoy no es raro encontrar compañías de tecnología que ofrecen «aplicaciones gratuitas» pero que están valoradas en billones de dólares. Esto nos habla de un modelo de negocio donde el usuario y su información son el producto.

La industria va a un ritmo muy acelerado y es tan global que es muy difícil que un gobierno regule toda la actividad digital. Allí es donde los proveedores debemos establecer esos parámetros para nuestras actividades.

Por: Raju Vegesna,

Jefe Evangelista de Zoho.