Al inicio del 2020 seguramente sus planes eran muy diferentes a lo que sucedió en realidad tras pandemia. Hoy es difícil encontrar muchas cosas positivas en el balance de lo que fue el año pasado, pero si algo muy bueno que sucedió en 2020 y que debería darnos optimismo sobre este 2021 es la creciente aceptación de la empatía.
Los buenos líderes deben ser empáticos. Necesitan saber cómo construir relaciones con empleados y clientes mediante la comprensión emocional de dónde «vienen». Y tienen que hacerlo de forma coherente, para que su comportamiento sea estable y predecible.
Esto lleva a pensar que, en muchos sentidos, 2020 fue el año de la empatía, especialmente cuando se consideran las decisiones empresariales y sociales más importantes que se tomaron el año pasado:
- Literalmente de la noche a la mañana, cambiamos nuestro modelo de negocio no solo por la seguridad, sino también por el cuidado.
Cuando las empresas globales adoptaron un modelo de trabajo desde casa, tomaron una decisión empresarial impulsada principalmente por la salud y el bienestar de los colaboradores. Comenzaron a tener nuevas discusiones sobre las necesidades individuales de compañeros de equipo, los desafíos que enfrentaban en este nuevo entorno de trabajo y qué podíamos hacer para abordar las necesidades de salud física y mental. Todas estas acciones requirieron un grado significativo de empatía.
- Comenzamos nuevas conversaciones, pero lo que es más importante, nos tomamos el tiempo para escuchar
En el verano, cuando el principal tema de conversación por la coyuntura en Estados Unidos fue la intolerancia y el racismo sistémico, muchas empresas volvieron a mirar hacia adentro, haciéndose preguntas difíciles y obligando a ponernos en el lugar de otra persona.
La empatía se puede aplicar a cualquier organización, porque cada organización se construye alrededor de las personas y sus necesidades. Una cita de Colin Powell refuerza por qué la empatía es tan importante: “El liderazgo se trata de personas. No se trata de organizaciones. No se trata de planes. No se trata de estrategias. Se trata de motivar a las personas para que hagan el trabajo «.
Afortunadamente, 2020 brindó a los líderes empresariales la experiencia para estirar sus «músculos» de empatía colectiva. Nos ayudó a comprender mejor a nuestros colegas y clientes, y esas habilidades nos han preparado para los desafíos de un mundo post pandémico.
Como líderes, deben sentirse impulsados a hacer crecer los negocios. El primer paso es aprender a crecer dentro de nosotros mismos entendiendo mejor a los demás.
Por: Laurinda Pang, Presidenta internacional de Éxito del Cliente en Lumen.