La confianza en las instituciones de seguridad pública es un factor clave para que los habitantes perciban que su ciudad está dando pasos reales para ser más segura. Las nuevas tecnologías disponibles en el mercado pueden brindar no solo un apoyo considerable para combatir los problemas de seguridad y cambiar la percepción pública, sino también hace posible que exista información de valor y admisible en el proceso judicial que sirva de evidencia digital contra los delincuentes.
La organización Transparencia Internacional (TI) subraya en su último informe que 21 de los 32 países encuestados en América Latina y el Caribe tienen una percepción de transparencia inferior a 50%. Y en México, donde el 68.1% de las personas mayores de 18 años se siente inseguro viviendo en su ciudad (INEGI, 2020), en promedio, el 70% provee un diagnóstico igualmente preocupante en lo referido a confianza en sus instituciones policiales.
Sin duda las tecnologías son aliadas vitales en la lucha contra el crimen y ayudan a los policías a hacer mejor su trabajo, sin embargo, más allá de otorgar herramientas innovadoras para las agencias de seguridad pública, se requiere de la integración de éstas en un solo ecosistema, para que, desde el principio hasta el final, la información sea recopilada, utilizada y aprovechada de la mejor forma. Y es que la prioridad, según el Informe del Programa de Estado de Derecho Peter D. Bell y el Banco Interamericano de Desarrollo, radica en poner la tecnología al servicio de la búsqueda de evidencia para la toma de decisiones.
Con esto en mente, no sólo hablamos de datos confiables, sino de su gestión y análisis inteligente para la anticipación del delito, así como de su uso para fines de administración de justicia, cadena de custodia y acceso a la información por parte de la ciudadanía en su sentido más amplio.
La información que se genera y se procesa en las fuerzas de seguridad pública, es sensible y debe ser cuidada con efectivos protocolos para preservar su integridad, destino y buen manejo, no sólo por imperativos institucionales, sino por el resguardo de la seguridad de las víctimas, testigos y el público en general. Por ello, los sistemas y dispositivos que se utilicen deben de operar bajo esta misma premisa de inviolabilidad de la evidencia capturada.
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A nivel de innovación, existen múltiples tecnologías que ayudan al manejo de evidencia policial, entre ellas: drones para patrullaje, software predictivo, sistemas de video seguridad y autoaprendizaje, reconocimiento por apariencia, inteligencia artificial para centros de comando y wearables de seguridad pública como cámaras al cuerpo (bodycam) o gafas o lentes inteligentes, por mencionar sólo algunas de ellas.
Las soluciones de cámaras al cuerpo se están convirtiendo rápidamente en una herramienta predominante para la captura de evidencia digital, pues brindan comunicaciones seguras vía radio con una cámara de video y micrófonos integrados en un único dispositivo, así como acceso a consultas gracias a un software especializado que a su vez conecta con el Centro de Comando y Control, para solicitar apoyo. Así, el contenido (voz, datos, imágenes o video) de un caso determinado es registrado por el Centro de Comando y Control mientras vigilan que todo ocurra con transparencia y responsabilidad.
Gracias a la documentación de eventos en tiempo real, las cámaras al cuerpo mejoran los niveles de servicio y generan confianza en la comunidad al contar con otro “par de ojos seguros” que cuidan que la ley se cumpla cabalmente. Al mismo tiempo, permiten una mejor capacitación policial y compartir mejores prácticas.
Los resultados que ya se han conseguido con el uso de este tipo de soluciones integradas, confirman los beneficios. Incluso hace unos años, en un importante foro de investigación para líderes policiales en Estados Unidos, los departamentos confirmaron que ya se están beneficiando de sistemas de cámaras al cuerpo, reduciendo significativamente los costos de litigios. El 80% de los oficiales dijeron que les permite mejorar la calidad de la evidencia, casi el 90% de los departamentos notó una caída en el número de las denuncias presentadas contra la policía y más del 70% de los ciudadanos dijeron que las cámaras eran beneficiosas durante sus encuentros con los oficiales.
Prueba de esta tendencia es la reciente incorporación por parte del Ministerio del Interior francés de 30,000 cámaras corporales para sus efectivos, uno de los despliegues más grandes con este tipo de tecnología. Otro ejemplo es la policía de Malta, cuyos efectivos en terrenos también contarán con cámaras corporales. Estos dos países se sumarán a la Policía de Chile, Bélgica, Rumania y varias fuerzas policiales del Reino Unido que ya cuentan con estas soluciones.
La pandemia nos puso en una posición nunca imaginada. La “nueva normalidad” ha transformado los procesos y la manera en que concebimos nuestra seguridad personal y de nuestros negocios. Es por eso, en una era donde se genera información de valor cada segundo, es crucial que nuestras agencias cuenten con un ecosistema integrado de soluciones que permita obtener y manejar la información que fortalece el accionar policial, brindando visibilidad de las situaciones de principio a fin, protegiendo la evidencia de manera segura y encriptada, simplificando procesos, y facilitando la colaboración interinstitucional, todo dentro de un modelo de dispositivos interconectados con servicios que facilitan su gestión y la administración de gastos.
En resumen, las nuevas tecnologías y en especial las orientadas al manejo de evidencia, pueden constituirse en un elemento valiosísimo para reconstituir la confianza de los ciudadanos en las instituciones de seguridad pública, protección de los derechos humanos, etc, permitiendo hacer su operación más segura, confiable y transparente para la construcción de ciudades más seguras.
Por: MSc. Miguel Ángel Galicia, Director de Ventas a Gobierno de Motorola Solutions México