Es inevitable que con el acelerado ritmo en el que aparecen las nuevas tecnologías, las empresas hayan empezado a cuestionarse cada vez más sobre las transformaciones que deben aplicar internamente para acelerar su productividad y optimizar sus inversiones. Desde procesos de digitalización hasta cambios en la cultura organizacional enfocados a la adaptabilidad de tecnologías emergentes e innovación, es inminente que la llegada de la cuarta revolución industrial sea el tema más importante en las agendas de las compañías para los próximos años.
Según el estudio Global Millennial Survey 2019 de Deloitte, el 49% de los millennials cree que las nuevas tecnologías aumentarán sus empleos, el 25% espera que la Industria 4.0 no tenga impacto, y solo el 15 % teme que lo haga reemplazar todas o parte de sus responsabilidades laborales.
Lo anterior, sin duda, es la muestra de que para las nuevas generaciones es de gran importancia el fortalecimiento de las habilidades en tecnología y que para las empresas esto puede representar ganancia y crecimiento de capital económico y social, teniendo en cuenta que de acuerdo a la consultora ManPowerGroup (2016), para el 2020 los millennials conformarían el 35% de la fuerza laboral mundial.
Pero entonces, ¿Cómo deben transformarse las compañías para lograr estos cambios? La clave está en la innovación en comunicación y espacios de trabajo colaborativos. Cuando una compañía refleja la necesidad de adecuación de sus instalaciones y herramientas de trabajo para los procesos que se desarrollan internamente con sus colaboradores, se empieza a crear una cultura alrededor de estos cambios y, por lo tanto, una disminución de las brechas comunicativas existentes y aumento de la productividad.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), para enfrentar la Cuarta Revolución Industrial es fundamental impulsar políticas laborales y productivas complementarias.
Es por esto que el cambio debe venir estrictamente por parte de los altos directivos de las empresas quienes son los líderes e influenciadores directos de las personas que pertenecen a una compañía.
De acuerdo a pronósticos de la firma de analistas IDC, para el 2022 se digitalizará más del 50% del PIB de América Latina, con un crecimiento, en cada industria, impulsado por ofertas, operaciones y relaciones mejoradas digitalmente. De 2019 a 2022, se invertirán casi 380 mil MDD en gastos relacionados con TI.
Sin duda, es importante decir que las compañías que no logren adaptarse a las nuevas tecnologías serán desplazadas en sus respectivos mercados. La transformación es una realidad y está al servicio de todos. Cualquier esfuerzo para enamorar y retener al cliente, siempre será retribuido. Para las empresas, debe ser imperativo moldearse y modificar la forma en la que operan no solo para el beneficio de sus clientes, sino para el activo más importante que son sus trabajadores, quienes replicaran lo aprendido en su trabajo diario en su trato con los clientes y prospectos.