Durante 2020 y 2021, la tecnología reafirmó su papel como la mejor aliada para que el mundo siguiera funcionando, parte la base de esta tecnología moderna depende de los semiconductores, productos que han demostrado ser esenciales para tantas industrias.
Con la finalidad de sostener la demanda tecnológica del presente y del futuro, así como para diversificar la cadena de suministro, hoy concentrada 80% en Asia, Intel ha realizado importantes inversiones en todo el mundo, principalmente en para la construcción de dos nuevas fábricas, una en Arizona y otra en Costa Rica.
Actualmente, los procesadores funcionan como la base y el cerebro que impulsa a toda infraestructura digital moderna y de numerosas industrias a nivel global. Su uso es tan extenso, que, de acuerdo con la Asociación de la Industria de Semiconductores, en el mundo existen más de 100 mil millones de circuitos integrados en uso diario, y a raíz de un incremento exponencial en la demanda de este insumo, a inicios de 2021 el mundo comenzó a escuchar sobre su escasez y el impacto que tuvo en diversas industrias.
El mensaje es claro, el mundo necesitará más semiconductores, e Intel busca crear una cadena de suministro globalmente equilibrada para cumplir con esta creciente demanda, dentro de la cual América Latina tiene un papel muy importante.
El diseño y manufactura los componentes de los semiconductores es uno de los procesos de ingeniería más complejos que realiza la humanidad, que tarda hasta 20 semanas en completarse, a lo largo de seis etapas: diseño, creación de mascarillas, fabricación, individualización y clasificación, prueba y ensamblaje, y almacenamiento.
En cada uno de estos pasos, participan mentes latinoamericanas en las instalaciones de Intel en Guadalajara (México) y Costa Rica.
La investigación es una de las fases que se realiza antes de que inicie la producción y en la que participa Latinoamérica. Aquí, los ingenieros y científicos de sitios como el Intel Guadalajara Design Center (GDC) en México, desarrollan tecnologías que serán utilizadas en el proceso de fabricación de un semiconductor. Por su parte, Intel Costa Rica participa en varias de estas fases como la creación de mascarillas que contienen la información que se utilizará para cada paso del proceso de fabricación de un semiconductor.
Otra de las etapas en las que Latinoamérica juega un papel relevante es en la prueba y el ensamblaje. Cuando las obleas de silicio están listas, se cortan en chips individuales y se colocan en bovinas mediante el proceso de individualización y clasificación. Toda vez que los chips son cortados y clasificados, son llevados a una planta de prueba y ensamblaje. Intel Costa Rica es una de las pocas plantas en el mundo que realiza este proceso, donde cada chip se ensambla en un empaque que lo protege y le permite conectarse a otros componentes, para que finalmente se pruebe su funcionalidad.
Finalmente, los procesadores se prueban por última vez antes de ser enviados a los consumidores. Cada una de las tecnologías de Intel lleva detrás un proceso integral muy complejo que asegura que se cumple con la máxima calidad. La validación es uno de los eslabones críticos de esa cadena, y el GDC es el único laboratorio de Intel en toda América Latina que hace esta tarea.