La tecnología ha desempeñado un papel fundamental para transformar la educación, su forma en que adquirimos conocimientos y nos desarrollamos dentro del ámbito académico, atrás han quedado los días de salones tradicionales y libros de texto como el centro de las estrategias didácticas, para dar paso al surgimiento de entornos educativos digitales.
Al apostar por plataformas interactivas y otras herramientas de aprendizaje basadas en la tecnología, es posible democratizar el acceso a la educación, eliminando barreras geográficas y socioeconómicas, e incluso romper con la noción de que la educación solo sucede dentro del aula. Gracias a estas innovaciones, los estudiantes pueden acceder a cursos en línea, participar en conferencias virtuales con expertos de todo el mundo y obtener recursos educativos de calidad con solo unos pocos clics.
Según un informe de Smoothwall, 96% de los profesores consideran que la tecnología tiene un impacto positivo en el desempeño de los alumnos, mientras que 56% de los encuestados declaran que estos esquemas incentivan la participación de los estudiantes en su proceso de aprendizaje. También se identificó que al combinar estos mecanismos con modelos lúdicos pueden mejorarse los resultados educativos hasta en un 45%, alcanzando tasas de hasta el 60.6% al ejecutarse de la mano con programas que incentiven la lectura.
Igualmente se ha detectado que la integración de la tecnología en el proceso de aprendizaje puede estimulado la creatividad y el pensamiento crítico. Esto ha permitido que los salones se transformen en entornos dinámicos y colaborativos, apostando por esquemas didácticos más constructivos. Ante estos entornos, herramientas digitales como simulaciones, videos interactivos y experiencias inmersivas tienen el potencial de maximizar el compromiso de los alumnos con su aprendizaje, haciéndolo más atractivo y agradable.
Del mismo modo, esto plantea un primer paso para desarrollar rutas educativas personalizadas, donde los estudiantes puedan aprender a su propio ritmo, acceder a recursos adaptados a sus necesidades individuales y recibir retroalimentación inmediata sobre su progreso.
Para los docentes, la tecnología brinda nuevos puntos de evaluación, obteniendo mayor visibilidad del rendimiento de la clase, con la posibilidad de adaptar su enfoque de enseñanza en consecuencia.
Tal visión es resultado de la conjunción de múltiples tecnologías, enfocándolas en catalizar nuevas experiencias de aprendizaje, sin embargo, también pone el cómputo personal al centro, sirviendo como una puerta de acceso a la revolución educativa.
Hoy más que nunca somos testigos de cómo lo digital puede cambiar la forma en que los estudiantes aprenden y los maestros enseñan. Sin embargo, no es una ventaja aislada: la curiosidad e interés del estudiantado, junto con el trabajo del personal docente siguen siendo el centro de la experiencia educativa. En la medida que vayamos construyendo ese balance entre lo digital y lo analógico, estaremos más cerca de generar modelos de aprendizaje óptimos, accesibles y a la medida, capaces de preparar a los estudiantes para un futuro lleno de posibilidades.
Por: Miguel Velasco, Gerente de Ventas Retail para AMD en México, Centroamérica y el Caribe.