La disrupción causada por la pandemia de COVID-19 ha cimbrado al mundo como no lo había hecho ningún otro acontecimiento, posiblemente desde la devastadora Segunda Guerra Mundial, en virtud de que ha afectado a la gran mayoría de la humanidad, en todos los confines del planeta y al interior de todas las verticales productivas en un mundo híper conectado, contextual, interdependiente y que mira hacia el futuro a través de los cristales de la digitalización. Así, el concepto de resiliencia ha venido a incorporarse con fuerza en el vocabulario cotidiano de empresas, organizaciones, individuos y Sector Público.
De acuerdo con PWC 7 de cada 10 organizaciones han experimentado una crisis severa -al menos- en los últimos 5 años, y el 95% de ellos están convencidos de que no será la última.
La sensibilización de individuo y de las instituciones a la gestión del riesgo ha crecido de manera abrumadora en los meses recientes y esto ha producido el refinamiento de conceptos como la resiliencia de negocio, en contraposición al tradicional paradigma de continuidad de negocio. La resiliencia de negocio conduce a una organización para adaptarse y ajustarse a un entorno cambiante, de forma que pueda en él cumplir sus objetivos y no solamente sobrevivir, sino prosperar.
Esta definición es particularmente relevante en el contexto gubernamental y en el quehacer del Sector Público en nuestras naciones latinoamericanas, donde la pandemia ha venido a evidenciar brechas aún existentes en materia de acceso a la conectividad, adopción de una cultura de ciberseguridad, instauración de prácticas de gobierno electrónico y en el funcionamiento de los sistemas de salud y educación pública.
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La paulatina transformación digital que se lleva en distintos ritmos y velocidades, por parte de los responsables nacionales y locales de los países latinoamericanos, construye piezas que abonan a la resiliencia nacional, particularmente preciada ante la presencia no solo de escenarios sanitarios como el que vivimos, sino en la exposición a desastres naturales, a tensiones geopolíticas, a los “apagones” de conectividad, a los ciberataques masivos y a los fallos en infraestructuras críticas, entre otros. En la consolidación de esta resiliencia que debe ser provocada, podemos incorporar a los elementos que tradicionalmente forman parte de la transformación digital: tecnología y datos como basamento; normatividad, ley y procesos como marco de referencia, gente como objeto de la transformación y seguridad como atributo indispensable a lo largo de todas las capas.
En este orden de ideas, Cisco cree que el diseño y la consolidación del basamento tecnológico de una estrategia resiliente para los gobiernos está fundamentado en la red, como médula espinal de la transformación digital. Una red inteligente que promueva estos propósitos cuenta con los siguientes atributos:
- Extiende la seguridad a su fuerza de trabajo remoto, con independencia de su ubicación
- Habilita de forma rápida el retorno (y/o la salida) de las ubicaciones tradicionales de trabajo
- Facilita la ejecución de servicios en un entorno multi-cloud que multiplique la resiliencia
- Permite la automatización de operaciones para una recuperación más rápida
- Aprovecha los datos y el comportamiento de la red en sí, para generar inteligencia accionable a partir de analítica
Ahora, cualquier espacio puede ser apto para el trabajo. Este cambio de paradigma resulta especialmente traumático para el Sector Público, en virtud de que suele encontrarse dentro de las verticales más asociadas a una ubicación física para los puesto-función que las describen. La medición de la productividad, el ajuste de la normatividad, la aplicación del marco jurídico y el cambio cultural de los funcionarios son solo algunos de los retos que enfrentará el segmento en este inexorable camino de transformación digital acelerada.
De acuerdo con Cisco y Freeform Dynamics, la fuerza laboral a nivel mundial que trabaja en casa ahora es 4.7 veces mayor que antes de la pandemia.
Esto, por supuesto, ha significado un desafío significativo a los responsables tecnológicos, en términos de la satisfacción de esta demanda con las mejores condiciones posibles y procurando un entorno ciberseguro.
Cisco recoge, en su encuesta de resiliencia de negocio 2020, los 4 retos más mencionados por los responsables de habilitar, dar soporte y evolucionar el trabajo remoto:
- Seguridad (65% de menciones)
- Adopción y comportamiento del usuario final (52% de menciones)
- Desempeño de las aplicaciones (43% de menciones)
- Operaciones de ITC (35% de menciones)
Para poder construir una arquitectura resiliente y consistente de trabajo remoto seguro en el Sector Público, Cisco recomienda adoptar los siguientes enfoques:
- Evolucionar y escalar redes privadas virtuales (VPNs), de tal manera que puedan extenderse los controles y protecciones corporativas a los funcionarios remotos
- Utilizar mecanismos de autenticación multi-factor (MFAs) para proteger las aplicaciones, verificando por medios adicionales la identidad del usuario antes de otorgarle accesos
- Desplegar una estrategia de acceso seguro a servicios en la frontera (SASE), que contribuya a la protección en entornos multi-cloud, evitando amenazas basadas en Internet
Es claro que las dependencias públicas cuentan con restricciones y contenciones inherentes a su naturaleza, que provocan lentitud en la adopción de estrategias de transformación digital. La oportunidad que ofrece la época actual, empero, es idónea para emprenderlas.
Las consecuencias de ejecutar con decisión y liderazgo estas iniciativas serán de mucho provecho porque permitirán la exploración de muy diversas oportunidades de automatización de procesos, construcción de plataformas, modificación de leyes, cambio de costumbres y reevaluación de conceptos como la identidad, la autenticación, la personalización, la privacidad y el derecho a la información: Es un momento ideal para que los directores tecnológicos en gobierno, o los responsables de innovación y digitalización de las organizaciones públicas, tomen el timón del relevante trance de transformación y evolución que los nuevos tiempos imponen a las instituciones.
Por: Mauricio Moreno, Director de Desarrollo de Negocio de Cisco América Latina.