Selfie es un término inglés que se emplea para describir una autofoto. Estas selfies, que para muchos son sinónimos de vanidad y exhibicionismo, están cambiando la forma de on-boarding o apertura de cuentas creando un efecto profundo y productivo para todo el ecosistema.
La apertura de cuenta es el primer punto de contacto de cualquier cliente con su institución financiera. Es en este punto que se establece el tono de una relación intensa y de largo plazo que puede durar décadas e incluso extenderse por generaciones. No obstante la importancia de este evento, suele ser el punto de mayor fricción y frustración para la gran mayoría de los clientes.
La biometría aplicada al proceso de apertura remota o en sitio mediante selfies puede ser una forma segura de acelerar el proceso de incorporación. Como era de esperar, las Fintech que son solo digitales están liderando en esta área, y en muchos sentidos tienen una ventaja porque a diferencia de la banca tradicional no cargan con sistemas voluminosos, regulaciones y complejos procesos administrativos. La banca tradicional tiene algo que las Fintechs aún no tienen y ese “algo” es la confianza. Aumentar la confianza con sistemas tecnológicos fáciles de usar y familiares como una simple selfie tiene un potencial enorme para transformar la experiencia del cliente y aumentar el sentido de confianza y seguridad de los nuevos clientes y los ya existentes.
“Actualmente en la mayoría de los bancos mexicanos, el proceso de apertura de cuenta puede llevar una hora e incluso en algunas ocasiones más tiempo. Armar un expediente implica fotocopias de identificaciones, comprobantes de domicilio, actas constitutivas, entre otros documentos. Para ciertas personas puede implicar varias vueltas y tomar días, semanas y hasta meses”, comenta Miguel Ángel Espinosa, CEO de DICIO.
La biometría facial vía selfies es una poderosa arma contra la suplantación de identidad, que garantiza a los clientes que abren cuentas o soliciten servicios y/o productos, sean realmente quienes dicen ser.
Se recomienda buscar soluciones de reconocimiento óptico de caracteres (OCR) que automáticamente extrae los datos textuales de los documentos, enviándolos a las instancias de gobierno de manera digital y en tiempo real para verificar su autenticidad. Adicional a esto, la suplantación de identidad se mitiga mediante la combinación de la biometría facial y su comparación contra la identificación de la persona, así como una prueba de vida al momento de la captura.
La prueba de Liveness es como ver detrás de las selfies, y se usa para prevenir que algún usurpador intente usar una representación en 2D o 3D para engañar al sistema y así, realizar alguna operación. La detección de signos vitales se usa para distinguir entre una imagen o máscara y una persona real que responde, parpadea o mueve los ojos.
Más allá de la conveniencia y seguridad de la biometría para la banca de consumo, debemos considerar beneficios sociales que puede aportar su uso a segmentos de nuestra población.
Es bien sabido que la brecha de inclusión financiera se basa en la falta de acceso a sucursales bancarias que sufre gran parte de la población. En 2020 se confirmó que casi el 50% de los municipios de México carecen de sucursales bancarias, y sin sucursales, las personas estaban excluidas de las herramientas básicas para transaccionar, ahorrar y solicitar préstamos.
“Las implicaciones de la biometría en la banca de consumo son significativas y producen grandes beneficios para la vida diaria de las personas en todos los sectores sociales y demográficos. Es un orgullo para mí el hecho de que nuestras soluciones no solo construyan valor para el consumidor, sino que a la vez ahorren costos, fomenten crecimiento e incrementen la seguridad para nuestros clientes de la banca de consumo.” finaliza Espinosa.
Por: Ricardo Torices, director de productos biométricos en DICIO.