Yo, un ciudadano digital que pasa hasta 6 horas al día conectado en Instagram, Facebook, Twitter, YouTube o TikTok, nombro a la persona de mi mayor confianza como heredera de mi huella digital, es decir, de mi información personal recopilada por estas y otras apps, así como de todos mis activos digitales que hayan sido almacenados en Internet desde que me convertí en un usuario en línea, para su eliminación total. Así podría iniciar el testamento digital de muchas personas si existiera una cultura de ciberseguridad enfocada en prevenir y proteger los datos y privacidad, así como una concientización de que la digitalización toca todos los ámbitos de la vida, incluyendo cuando morimos.
De acuerdo con un estudio de Kaspersky, el 31% de los usuarios en México señala que las aplicaciones y servicios online que utiliza saben todo sobre ellos: quiénes son, dónde están, cuáles son sus actividades diarias e intereses. Toda esta información personal que se almacena en línea permanece ahí, incluso después de que una persona muere.
El
Día de Muertos, además de ser una ocasión especial para recordar a los seres queridos que han partido de este mundo, es un momento ideal para colocar una ofrenda a aquellos datos y activos digitales olvidados en el ciberespacio –porque nadie dispuso qué hacer con ellos– y deben ser recordados, no para que puedan regresar del inframundo, sino para protegerlos, ya que, aún después de la muerte, la vida digital es un objetivo de riesgos y ciberamenazas.
La filtración de datos personales y el robo de identidad, por ejemplo, seguirán más vivos que nunca. Esto por su rentabilidad para la ciberdelincuencia y el mercado negro de la web, pero también porque es más probable que las plataformas digitales abandonadas caigan en manos de criminales que no dudarán en explotarlas, ya que nadie se ocupa de protegerlas, ni de actualizar el software o sus parches de seguridad. Y aunque existen otras herramientas para almacenar información, como las memorias externas, su vida útil es de alrededor de cinco a 30 años; por lo que se necesita transferir los activos digitales a medios más modernos conforme la tecnología evoluciona.
En vida, el 35% de los mexicanos siente que no tiene el control sobre el destino de sus datos en línea (solicitudes de búsqueda, enlaces abiertos, mensajes y archivos enviados, etc.) y, con mayor razón, tras su muerte, este control sobre su información se vuelve nulo.
Aunque se han identificado casos en los que familiares solicitan a empresas acceder a la información digital o cuentas de sus seres queridos para cancelarlas, las normas y políticas de protección de datos personales impiden a las compañías compartir esta información con terceros sin el permiso del propietario, por lo que ésta puede permanecer expuesta en el limbo.
Por su parte, en un intento por prevenir las ciberamenazas, algunas compañías tecnológicas han anunciado una serie de cambios en sus plataformas para eliminar cuentas inactivas, por ejemplo Google o X
, entre las que se pueden encontrar perfiles que pertenecen a personas fallecidas. Aunque estas medidas ayudan a mantener cierta privacidad, las fotos de los usuarios pueden seguir apareciendo en buscadores, así como sus mensajes en chats privados. Además, ¿realmente querían que sus cuentas fueran eliminadas? Estas historias podrían tener un rumbo diferente si existiera un testamento digital.
“Es común preguntarnos qué pasa después de que morimos, qué sucederá con nuestra familia o las pertenencias que dejamos atrás, pero no qué será de los restos de nuestra vida digital. ¿Quién puede heredar tu billetera de bitcoin o tu perfil de Facebook y hacer un buen uso de ellos? Pensar en esto y en toda la información que hemos compartido en línea para plasmar nuestra voluntad sobre lo que queremos que se haga con ella, como en cualquier otro testamento tradicional, es muy importante para resguardarla y que no circule en el ciberespacio como un alma en pena vulnerable a las ciberamenazas. No hay mejor manera de honrar nuestra vida –incluyendo la digital– que protegiéndola hasta la muerte”, mencionó Judith Tapia, gerente de Producto para el Consumidor para México en Kaspersky.
En este Día de Muertos, Kaspersky comparte con los usuarios los siguientes consejos para cuidar su seguridad y privacidad, incluso después de la muerte:
- Recuerda ser muy cuidadoso con la información que compartes en línea para que no te preocupes de las amenazas en vida o después de ella.
- Incluye en tu testamento los activos digitales. No olvides designar a la persona que heredará tu información y cuentas digitales, especificando cómo podrá acceder a ellas (ubicación, si necesita ciertas credenciales) y detalles sobre la información almacenada (formato, nombres, tipo), así como lo que quieres que se haga con esos datos.
- Evita incluir contraseñas en el testamento. Distintas legislaciones en el mundo suelen hacer públicos estos textos, por lo que proporcionar explícitamente las claves podría significar un grave riesgo.
- Conoce las políticas de legado de cada plataforma digital. Hoy en día algunas compañías ceden de manera limitada a las solicitudes de los familiares del fallecido, proporcionando acceso a ciertas partes de sus cuentas. Sin embargo, requieren de un documento de autorización legal para ello.
- Si has sido designado como heredero digital de una persona y te ha encomendado borrar sus cuentas, asegúrate también de eliminar todos los datos personales y no sólo solicitar dar de baja el perfil, ya que toda compañía es vulnerable a ataques cibernéticos y a que la información de sus usuarios (activos o no) caiga en manos equivocadas.
- Utiliza una solución que cifra las claves a todas las cuentas en la red y que ofrece una alternativa de transferir los accesos a la persona heredera con la voluntad del fallecido.