Llevamos más de 3 lustros celebrando el Día Mundial de Internet cada mes de mayo (el día 17, para ser exactos), pero ¿hasta qué punto somos conscientes de lo que significa esta herramienta en nuestros días? ¿Qué podemos esperar del Internet del futuro?
Además de YouTube, Twitter, Facebook, Netflix, Instagram, Skype y tantas y tantas plataformas, apps, servicios y recursos que dependen de Internet, son muchísimas las noticias alrededor suyo, y es enorme el impacto que ha traído a los negocios, gobiernos y población en general. En otras palabras, en cualquier terreno y ámbito, sea que busquemos socializar, aprender, comprar, colaborar, jugar, conocer, investigar y prácticamente lo que sea, hoy Internet está en medio de todo lo que hacemos, de una forma u otra.
La también llamada “red de redes” (que según Fundación Aquae en sus inicios demoró 4 años para llegar a sus primeros 50 millones de usuarios) hoy suma más de 4,600 millones de usuarios, o sea que casi el 60% de la humanidad aprovecha a diario este recurso, según las cifras más recientes de Statista. Hacia el internet del futuro, la nube y la movilidad juegan un papel fundamental como sus mayores impulsores, y por supuesto los datos, que a fin de cuentas son los que más nos interesan a todos, para tener acceso a una vida más inteligente, entretenida, ágil y global.
Esto ya lo notamos en nuestro día a día, sobre todo ante la pandemia por la que atravesamos y que nos obligó a quedarnos en casa y aumentar nuestra convivencia con el mundo online hasta sus mayores límites posibles. En adelante, gracias a innovaciones como el Internet de las Cosas (IoT), que ya nos permite conectarnos no sólo con personas, sino con los objetos, próximamente el escenario que nos presenta Internet podría ir más allá de los límites de nuestra imaginación.
Entre lo que podemos esperar del internet del futuro destaca el nacimiento de nuevas formas de comunicación apalancadas por una mayor predictibilidad y tecnologías más precisas que harán que requiramos menos tiempo de pensamiento. En este punto hay incluso quienes llegan a hablar de una interfaz cerebral que aprovechará Internet para que con sólo pensar algo, esto se lleve a cabo en automático. A ello podríamos añadir las futuras innovaciones en materia de realidad aumentada y la posibilidad de derribar las barreras del idioma para entender a todo el mundo en tiempo real.
Por otro lado, los avances de la inteligencia artificial (IA) podrán ayudar a las empresas a conocernos aún más y aprender más de nuestros hábitos, hasta anticiparse a nuestros deseos. Esto nos llevará a que por fin se haga realidad lo que hasta hoy ha sido tema de películas futuristas: recibir ofertas 100% personalizadas, en el lugar y momento adecuados (sin importar dónde nos encontremos y qué dispositivo estemos usando).
Por si esto fuera poco, navegaremos a velocidades nunca vistas y, lo que es mejor, en un Internet que será una red omnipresente; es decir, en la que cualquier punto del mundo tendría Internet en el aire para que todos podamos conectarnos no sólo en el trabajo, la escuela o la oficina, sino desde autos, wearables, electrodomésticos o prácticamente lo que se nos ocurra.
Ahora bien, para que todo esto se dé de la mejor manera posible, el mayor reto gira en torno a nuestros datos, que son los que en todo momento circulan por Internet. Para garantizar su disponibilidad, protección y privacidad, las regulaciones y tecnologías también tendrán que adecuarse a los tiempos y hacer frente a las enormes amenazas (presentes y por venir), como el ransomware y otras.
Tecnologías como la Gestión de Datos en la Nube, la participación en el mercado de Kubernetes y DevOps y DevSecOp serán los pilares tecnológicos con los que, tanto gobiernos y empresas, como la población en general, podremos seguir sacando provecho de todo lo que Internet nos promete, sin preocuparnos por nuestros datos y nuestra seguridad.
Por Abelardo Lara,
Country Manager,
Veeam México.