Las API están transformando el mundo de los negocios, logrando asociaciones entre productos y compañías, que antes se veían imposibles. Ahora no solo son posibles, sino que potencian los negocios.
Para quienes no se encuentran inmersos en el mercado tecnológico, hablar de API puede sonar incomprensible. De hecho si me limito a la explicación técnica, tal vez seguimos sin entender. Así que pregúntate, si hoy su empresa recibe una propuesta para una gran asociación, con proyecciones de crecimiento agresivas, ¿están sus sistemas y datos preparados para «hablar» con este socio? Si la respuesta es «no», ¿has pensado cuánto costaría en tiempo y dinero prepararlo? Y ni siquiera nos preguntamos cuánto podría costar perder dicha asociación.
La API es la forma más sencilla y económica, que debe tener una compañía para estar preparada para integrar sus sistemas internos de gestión con el mundo exterior, posibles socios o nuevos negocios, a una velocidad agresiva para seguir el ritmo del volátil mercado en el que vivimos.
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¿Recuerdan aquellos famosos autobuses del pasado, que costaban una fortuna, requerían mano de obra especializada y tardaban una eternidad en ponerse en marcha? Las APIs nacieron precisamente para solucionar problemas como este. Con un modelo altamente estandarizado, no importa en qué país o regiòn lo requieras, una API se comporta exactamente igual.
Cuando una empresa abre su panorama y se proyecta para que otros desarrolladores de software puedan crear productos asociados o complementarios a su negocio, sin lugar a dudas deben pensar en ese conjunto de normas y rutinas en de acceso a una plataforma en línea, API, no solo para buscar esas asociaciones, sino que otras compañías desarrolladoras los entiendan como potenciales socios.
El ejemplo más cercano para todos, con el que comprenderíamos estas asociaciones API de las que estamos hablando es Google Maps, ya que a través de su codificación permite que otras plataformas hagan uso de su servicio para generar valor en sus negocios propios, haciendo uso de la información que allí encuentran de manera automatizada. Esta automatización permite que los engranajes sean perfectos, pero la creación como tal de la API debe también serlo, para evitar riesgos a los que se podrían ver expuestos al construir una API de manera equivocada.
Así que al crear una API, debes tener claro no solo el cómo, sino el por qué la estás creando y que quieres lograr con ella. La proyección que le quieres dar a tu negocio a través de esta, debe ser clara y profesional, porque cuando empiezas a diseñar una API, las posibilidades son infinitas y si no sabes hacia dónde quieres ir, es muy fácil desdibujar y construir servicios innecesarios.
No hay que olvidar que una API es una invitación pública, que abarca un gran volumen de personas, para conectarse a su negocio y crear juntos nuevas oportunidades, sin que usted tenga que cambiar su negocio principal.
Retomemos entonces el ejemplo de Google Maps: ¿cuántos negocios existen sólo gracias a esta integración? Uber, por ejemplo, utiliza la API de Google Maps para operar su negocio, que es el transporte de pasajeros. ¿Te imaginas cuántas empresas utilizan la API de Google Maps y cuánto gana Google con ella? Sí, bastante atractivo, ¿no crees?.
Si tu compañía, está en la capacidad de crear servicios que otras empresas quieran y necesiten utilizar, la estrategia comercial se transforma porque no solo se ponen a disposición nuevos servicios, sino que se abre al mundo la posibilidad de hacer integraciones entre compañías ampliando exponencialmente el target comercial, optimizando no sólo el proceso de desarrollo, sino de de costos, formación de profesionales, capital humano, a través de un proceso ágil de construcción de aplicaciones, con fácil mantenimiento y simplicidad para las mejoras y evolución.
Por: Andre Frederico, Gerente General de Semantix para América Latina.