¿Qué hay más allá después de una pandemia o crisis que ataca al mundo y que impacta no sólo en su economía, sino en su cotidianidad? Tras la aparición del COVID-19 en enero pasado en China y su posterior propagación a los diferentes continentes hasta llegar a México, el virus provocó un antes y un después en los negocios de todo el mundo y en la convivencia de la población.
Sin lugar a dudas, el COVID-19 se convirtió en el principal disruptor de la transformación digital en las empresas y aceleró a gran velocidad las estrategias de comercio electrónico, entrega de productos, reabastecimiento de mercancías y colaboración a través de medios digitales. Además, puso a prueba los planes de continuidad del negocio y su operación diaria.
Frente a este panorama, se demanda de una resiliencia empresarial, nuevos modelos de negocios, análisis y evaluación de prioridades, capacidad de adaptación por parte de trabajadores y los usuarios, así como dejar atrás sistemas tecnológicos obsoletos que restan productividad y rentabilidad hacia la “nueva normalidad”.
Cambio de paradigmas
Con base en datos de Ricoh Latin America, en 2020 la ejecución de la ruta hacia la transformación digital será crucial para el éxito de cualquier empresa en América Latina.
Para esta redefinición post COVID-19 de los modelos de negocio y la optimización de procesos de negocios, los departamentos de TI tendrán que poner foco en tecnologías como inteligencia artificial (AI), reconocimiento facial, nube, internet de las cosas (IoT), machine learning, aprendizaje profundo (deep learning), controles biométricos, robótica, realidad aumentada (AR), ciberseguridad, teletrabajo, plataformas de teleconsulta para la asistencia médica, entre otras.
La inteligencia artificial es uno de los sistemas que tendrá mayor impacto después del COVID-19. La predicción de comportamientos y la anticipación a un hecho son sus principales funciones y gracias a la analítica de datos, esta tecnología no sólo se ha podido utilizar durante la pandemia para la gestión de información sobre pacientes, viajeros, escuelas, empresas, gobierno, sino que puede seguir haciendo predicciones acertadas posteriores al virus.
Con el confinamiento obligatorio en México, el teletrabajo o home office creció de manera exponencial como una alternativa segura para darle continuidad al negocio. No obstante, muchos corporativos tuvieron que reforzar sus estrategias de ciberseguridad debido al incremento de amenazas y fraudes.
Muchas compañías consideran que el trabajo a distancia post COVID-19 será la tendencia. En muchos casos, las empresas han descubierto que se ha incrementado la productividad de algunas áreas del negocio e incluso grupos como los millennials ven con buenos ojos que se continúe con la actividad laboral desde casa.
Según el estudio “The Deloitte Millennial Survey”, 50% de esta generación busca flexibilidad en horarios y la oportunidad de hacer home office. Esta pandemia permitió que el trabajador mostrará su compromiso y productividad desde casa.
Para un correcto home office, los expertos recomiendan reforzar la seguridad de la información mediante la actualización de aplicaciones; conexiones seguras como VPN (Virtual Private Network); micrófonos de calidad; instalación estable de internet y una buena cámara; herramientas de trabajo colaborativo, apps de mensajería instantánea y plataformas de videoconferencia como Cisco Webex, Hangouts de Google, Teams de Microsoft, GoToMeeting o Zoom.
El uso de herramientas de administración de proyectos como Monday, Hive, Teamwork y Asana podría ser de mucha utilidad para garantizar su seguimiento y éxito, además de facilitar la adopción de estrategias agiles para las metas corporativas.
Además, la disrupción provocada por el COVID-19 cambiará la industria del cuidado de la salud y la atención de pacientes vía telemedicina, las entradas a sitios como aeropuertos, oficinas, hospitales, escuelas, etc., mediante reconocimiento facial para eliminar el uso de huellas digitales y tarjetas, así como la sanitización en el transporte y uso de apps de movilidad.
El general, estratega militar y filósofo de la antigua China, Sun Tzu, mencionó que: “Un ejército no tiene formación constante, lo mismo que el agua no tiene forma constante: se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose según el enemigo”.
Bajo este pensamiento, no tenemos control del futuro ni de las contingencias que vendrán, lo cierto es que en cada una de las actividades que hagamos estará más presente la tecnología y nuevas reglas de convivencia, por lo que la resiliencia y adaptación al cambio serán claves para integrarse a la “nueva normalidad”.
Por: Esther Riveroll, Fundadora y Directora General de Alldatum Business.