Las políticas de distanciamiento derivadas del COVID-19 transformaron los entornos de trabajo, alejados de las oficinas por motivos de fuerza mayor, durante 2020, centrando el trabajo en el cómputo empresarial.
Según Gartner, 82% de los líderes de negocio declararon mantener esquemas de trabajo remoto mientras se realizaba el proceso de reapertura de oficinas. Con una reactivación económica paulatina a nivel mundial, según datos de Statista, a la fecha 70% de los CIOs revelaron que aún se encuentran operando en esta modalidad, pero solo 31% planea mantenerla de forma permanente.
Si bien es un alto número de empleados los que considera que incrementó su productividad al trabajar de manera remota, la tecnología resultó ser un arma de doble filo durante este proceso de transición.
De cara a la implementación de trabajo híbrido como una alternativa en la nueva normalidad, es importante repensar la forma en que las empresas conviven, interactúan y apalancan las soluciones digitales en su operación diaria. Según un estudio de Nexthink, los colaboradores pierden aproximadamente 28 minutos cada día tratando de solucionar problemas relacionados con el área de TI, por lo que, aunque la digitalización ayudó a maximizar la productividad y rentabilidad de las organizaciones, también conllevó una curva de aprendizaje para su fuerza laboral.
“Algunos de los grandes retos de la cultura híbrida recaen en la homologación de sistemas, migrar información de archivos físicos a digitales y habilitar al personal para fungir como operadores tecnológicos. De estos, el primero suele ser el que presenta más objeciones, ya que requiere una mayor inversión; sin embargo, lo que en ocasiones no consideran es el beneficio a largo plazo, el cual puede incluso representar mayores ganancias del presupuesto destinado para adquirir nuevas soluciones y servicios de TI”, comentó Hiram Monroy, director de commercial sales para AMD en México, Centroamérica y el Caribe.
Bajo este panorama, AMD enlista tres razones para renovar la base de cómputo empresarial de cara a la reapertura de negocios:
- Eficiencia operativa y productividad
Cada segundo o minuto que pasa mientras se espera a que se cargue, procese o complete alguna tarea, rompe la concentración, lo que genera problemas serios de distracción además de ansiedad, impactando así la productividad.
Los sistemas legacy, además de tener un desfase en las actualizaciones y parcheos de seguridad, también tienen un mayor desgaste y cuentan con capacidades que no necesariamente pueden cubrir los requerimientos de los procesos digitales de negocio. Un ejemplo de esta crisis de obsolescencia está en las computadoras con Windows 7, que representan una base instalada de más de 200 millones de PCs a nivel global, las cuales actualmente ya no son aptas para recibir ningún tipo de soporte.
Se estima que las organizaciones que asumen la transformación digital son hasta 26% más rentables que sus competidores por lo que, en la medida que los negocios maduren en su estrategia de digitalización, requerirán contar con equipos capaces de lidiar con grandes volúmenes de datos y realizar tareas demandantes de forma simultánea, procesos que podrían exceder las especificaciones de equipos más antiguos.
- Seguridad inteligente
Tras la inesperada transición a modelos de trabajo remoto, 85% de los encargados de protección empresarial declararon haber sacrificado ciertas medidas de ciberseguridad en orden de habilitar el acceso de sus trabajadores a distancia. Esto, aunado a que, según Kaspersky, 68% de los empleados tuvieron que utilizar su computadora personal para realizar sus actividades laborales, ha abierto aún más la brecha de vulnerabilidad empresarial ante las amenazas del cibercrimen.
Pese a que 79% de las organizaciones reportaron un mayor número de ciberataques en el último año, gran parte de estos pueden prevenirse empleando equipos de cómputo de nueva generación, los cuales incorporan en su configuración capacidades de protección avanzadas.
- Optimización de costos
Es claro que renovar la base instalada de cómputo empresarial conlleva una cantidad significativa de dinero, sin embargo, es también una inversión que puede resultar altamente redituable.
Las mejoras en rendimiento impactan también en una operación más competitiva, lo que a su vez tiene la posibilidad de maximizar los ingresos de las compañías. Pero, la adquisición de nuevos dispositivos también puede representar ahorros en rubros como el consumo eléctrico o los gastos de mantenimiento.
Apostar por equipos de nueva generación ayuda a las organizaciones a mantener una infraestructura moderna, flexible y eficaz, que los impulsa a ser más ágiles y competitivos en el mercado. Además, al migrar de esquemas CAPEX a OPEX, es posible contar con la tecnología más reciente bajo un esquema de arrendamiento que les permite mantenerse a la vanguardia sin ser víctimas de la obsolescencia.