Durante el curso de la pandemia, se ha intensificado la adopción y el uso de medios de pago para la adquisición de bienes y servicios por internet, tal que individuos, familias y comercios alrededor del país han optado por realizar/aceptar transacciones de forma creciente, a través plataformas o intermediarios de pagos digitales.
Uno de los eslabones esenciales que ha detonado esta trayectoria del comercio electrónico en México es la tenencia y uso de medios de pago para realizar las transacciones de manera digital. Ahí, el sistema financiero es un aliado imprescindible para la cadena de valor del intercambio comercial de bienes y servicios a través de internet.
En años recientes, ha despuntado significativamente la transaccionalidad digital, pero se vislumbran también los persistentes retos y barreras del comercio electrónico en la actualidad y en tiempos por venir.
Uno de ellos es la posibilidad de que los montos de venta puedan ser devueltos o revertidos al tarjetahabiente que ha realizado la transacción con un comercio, a pesar de haber recibido satisfactoriamente el bien o servicio provisto. A este fenómeno se le denomina contracargo.
Al respecto, el estudio “Tasas de Aprobación y Contracargos 2021” elaborado por la Asociación de Internet MX (AIMX) en colaboración con The Competitive Intelligence Unit (The CIU) y República Blanca, provee evidencia sobre la intensificación en la aceptación de pagos digitales por los comercios del país, pero también sobre los obstáculos al comercio digital, como es el caso de los contracargos de tarjeta.
Adopción de Pagos Digitales en México
En nuestro país, 8 de cada 10 empresas (77.8% del total) reciben pagos por la vía digital, 3 de cada 10 de estas adoptaron este método durante el curso de la pandemia. Ello demuestra la creciente incursión de los comercios al mundo digital para sortear el confinamiento y su creciente interés por transformarse digitalmente.
Tiempo de Aceptación de Pagos Digitales
(Proporción del Total de Comercios, %)
Casi una tercera parte (30.5%) de los comercios que aceptan pagos digitales, han obtenido una proporción superior al 50% de sus ingresos por las transacciones realizadas por la vía de las plataformas de comercio electrónico. Asimismo, ha aumentado la tasa promedio de aprobación de cargos al momento de realizar una compra digital y 56.5% de los comercios registran niveles de validación superiores al 70%.
Contracargos: Barrera para el Comercio Electrónico
Por el lado negativo, casi 3 cuartas partes de los comercios (73.9%) han enfrentado contracargos, para una proporción de 45% se registra una tasa superior al 3% sobre el total de sus transacciones aprobadas y 6 de cada 10 afirman que esta práctica ha aumentado en los últimos 18 meses. Este principal reto para la transaccionalidad digital ha llevado al 65.2% de las empresas a utilizar algún sistema de detección de fraude en la realización de pagos.
Pérdidas Anuales por Contracargos
(Proporción del Total de Comercios, %)
También ante este fenómeno, 15.2% han adquirido un seguro de protección o garantía para los contracargos y para la mitad se han generado pérdidas de menos de $500 mil pesos anuales por esta práctica.
El sistema financiero al ser aliado y eslabón fundamental para la economía digital requiere trabajar en conjunto con los comercios para combatir el fraude por pagos digitales.
Al momento, el estudio de la AIMX apunta a que más de la mitad (54.3%) de los comercios considera que las medidas han sido “poco” o “nada efectivas” para contrarrestar esta práctica. Prácticamente la totalidad (97.8%) de estas están dispuestas a adoptar y promover herramientas derivadas de las instituciones financieras para reducir la incidencia de contracargos en la realización de transacciones digitales.
Ciertamente, todo lo anterior evidencia avances, retos, pero también áreas de oportunidad para impulsar y fortalecer la economía digital en México.
Para esto se requiere del ejercicio de acciones estratégicas, como es el caso de promover una “educación financiera digital”, por parte de empresas de todos los niveles, consumidores, instituciones financieras e intermediarios de pagos.