¿Alguna vez te has preguntado cómo se demuestra tu identidad digital? En un mundo donde la información se mueve a velocidades vertiginosas, la identidad en internet se convirtió en un recurso central que nos ayuda a construir lazos de confianza y nos da la llave de acceso a diversos servicios globales.
A través de una contraseña, una llave de acceso o datos biométricos puedes autentificar quién eres en la red. Una identidad digital puede ser composta de una combinación de características que mezclan nuestro nombre, fecha de nacimiento, correo electrónico, número de teléfono, entre otros – todo para que sea segura y confiable.
Sin embargo, en la actualidad a menudo debemos demostrar quiénes somos. Probar su identidad de manera análoga puede resultar en burocracia. En procesos burocráticos puede convertirse en un proceso tedioso y consumir tiempo valioso para avanzar en trámites. Aquí es donde tiene un potencial importante la adopción y fomento de la identidad digital para desbloquear nuevas oportunidades que ayuden a los ciudadanos a tener acceso a servicios públicos, certificaciones académicas y más, a través de procesos más ágiles.
Unico, por ejemplo, participó en el proceso para que Brasil adoptara la identificación digital a través de la biometría para, poco a poco, eliminar las contraseñas inseguras y simplificar procesos en diversas organizaciones. Sin embargo, uno de los retos más importantes a nivel mundial es la inclusión digital pues alrededor de mil millones de personas en el mundo carecen de una identificación oficial, de acuerdo con datos del Banco Mundial.
Además, otros factores cruciales cuando se habla de identidad digital son la privacidad y la ciberseguridad. La tecnología brinda la capacidad de controlar nuestros propios datos y decidir quién puede tener acceso a ellos y cuándo. En este sentido, la regulación en cada país jugará un papel importante, así como la innovación tecnológica y el conocimiento de lo valiosa que es la identidad digital de cada persona.
La identidad digital de las personas se ha vuelto fundamental en la sociedad moderna. Desde la realización de transacciones bancarias hasta la participación en redes sociales, la identidad digital nos permite demostrar quiénes somos en el ciberespacio y poco a poco tendrá un mayor peso en el acceso a servicios educativos, comerciales y gubernamentales.
La identidad digital es un activo que debe resguardarse y del que cada persona debería tener un mayor control para conocer quién y en qué momentos su información es utilizada. La gestión adecuada de la identidad digital es crucial para prevenir el robo de identidad, el fraude en línea y otros delitos cibernéticos.
Finalmente, debemos asegurarnos de que la privacidad y la seguridad estén en el centro de este avance tecnológico y de las propuestas que involucren este tipo de procesos de autenticación. La identidad digital será nuestro pasaporte al futuro y será responsabilidad de los usuarios y, sobre todo, de las empresas garantizar que su uso sea seguro y accesible para todos.
Por: Yasodara Córdova, Privacy Researcher en Unico para Latinoamérica.