Por todos es conocido el modelo clásico de testing: una organización empleando emuladores y unos pocos dispositivos o equipos de prueba que no representan ni de lejos toda la variedad (inmensa como nunca tras la aparición de smartphones y tablets) ni los usos habituales de un usuario no experto en la materia.
¿Qué es lo mejor que puede suceder al optar por esta aproximación? Pues algo tan obvio como que la muestra, tanto de personas como de sistemas, no represente la complejidad existente en las empresas de este nuevo milenio.
Ante este negro panorama sólo caben dos opciones. La primera es tratar de abarcar la máxima cantidad de sujetos experimentales, lo más representativos del que será consumidor final de la app, con la mayor cantidad de equipos y sistemas abarcable por unos presupuestos sin duda ingentes e inasumibles en muchas ocasiones. La segunda, optar por llevar a cabo el testing de una manera distinta e innovadora.
Y esa fórmula mágica ha venido de las propias masas. Las redes sociales han demostrado su utilidad en los últimos tiempos a la hora de tomar decisiones de negocio y conocer los hábitos de compra y preferencias de los consumidores finales. ¿Por qué no emplear este conocimiento y experiencia universal, que requiere unos costes mínimos para las organizaciones, a la hora de determinar la calidad de las apps en cuanto a su rendimiento y usabilidad?
Así, muchas empresas ya han comenzado a apostar por este paradigma, mucho más simple y realista que la filosofía anterior, que cuenta incluso con proveedores especializados en facilitar el contacto e incluso gestionar directamente las iniciativas de crowd testing. Algunos ejemplos bien conocidos en el mercado son http://www.mob4hire.com/ ohttp://thecrowd.softwaretestingclub.com/.
¿Son todo ventajas?
El crowd testing es muy útil, económico y sin duda, ofrece una representación fiel de todos los dispositivos y clases de usuarios de la app en cuestión. A pesar de ello, no siempre es adecuado apostar por esta modalidad en lugar del testing tradicional a través de emuladores y pruebas profesionales realizadas por el departamento TI.
En ese sentido, ciertas aplicaciones requieren un cierto conocimiento y formación previos para poder desentrañar graves errores que no se pueden percibir con una visión superficial y mal preparada. Asimismo, si lo que se desea es mantener en secreto la app hasta su lanzamiento oficial, este modelo no es el adecuado.
Tampoco si se espera que algunos errores sean de bulto, porque entonces los desarrolladores van a recibir la misma queja miles de veces, perdiendo en el proceso de selección de los errores más tiempo y recursos del que se ahorraría con el crowd testing.