Se prevé que en el 2050 un 85% de la población latinoamericana viva en ciudades. La concentración de la población en las urbes impone nuevos retos a los servicios públicos tales como el abastecimiento energético, el control de las emisiones de CO2, la planificación del tráfico vehicular, la provisión de materias primas y prestación de servicios sanitarios y de seguridad a todos quienes residan en estos enormes y masificados centros de población.
Para proyectarse a futuro de forma efectiva, nace el concepto de smart cities o ciudades inteligentes, un modelo de ciudad que se apoya en la tecnología para volverse económica, social y medioambientalmente sostenible.
A pesar de ser una tendencia mundial, la transición hacia ciudades inteligentes en Latinoamérica parece no avanzar. Según la escuela de negocios IESE, la ciudad latinoamericana que más ha avanzado en esta materia, siendo considerada la más “inteligente” de la región, es Santiago de Chile, que ocupa el lugar 66 en el mundo. La Cuidad de México se encuentre en la posición número 4 de la región, mientras le sigue Monterrey, Nuevo León, según el mismo índice.
Al respecto, Jesús Sánchez, Vicepresidente de Mercadeo de Open International, afirma que: “Lamentablemente muchos gobiernos en Latinoamérica han limitado sus esfuerzos en el tema de conectividad y no entienden que, para dar el gran salto hacia una ciudad inteligente, es indispensable incorporar diferentes tipos de tecnologías que fomenten el desarrollo en la ciudad. Un buen comienzo sería avanzar en procesos de transformación digital relacionados con la provisión de los servicios públicos, considerando la implementación de tecnologías de generación distribuida, redes y medición inteligente, movilidad eléctrica, tecnologías de información y ciudadanos inteligentes”.
Dado que las empresas de servicios públicos juegan un rol fundamental en la vida de la población, muchas de ellas se han quedado estancadas en el pasado, con tecnologías obsoletas que nos les permiten mejorar su servicio al cliente y evolucionar para adaptarse a las nuevas dinámicas de una ciudad inteligente.
“Los proveedores de servicios públicos pueden implementar elementos de digitalización en sus operaciones de manera eficiente, deben contar con soluciones que soporten las nuevas tecnologías y gestionen los procesos asociados a éstas de manera integral y no como actividades independientes», agregó Sánchez.
La digitalización de los proveedores de servicios públicos es el primer paso para la consolidación de las ciudades inteligentes en Latinoamérica.
Esto es no sólo porque de ellas depende en gran parte la capacidad de soportar el rápido crecimiento de la población y evitar el colapso ambiental y sanitario de las urbes, sino también porque al tecnificarlas podrán alcanzar niveles de servicio superiores, impactando de forma positiva la calidad de vida de los ciudadanos.