Las empresas están en constante evolución. En los últimos 20 años, el sector del backup ha pasado por una serie de transiciones, desde el mainframe a la distribución, de la distribución a la nube y de la nube a kubernetes. Sin embargo, estas transiciones tienen un precio y no es solo económico. Cada vez más, los clientes hablan del «temor al cambio», es decir, el esfuerzo percibido por cambiar de una solución a otra.
Muchos empresarios piensan que, si no tienen tiempo o dinero para invertir en nueva tecnología, pueden quedarse con la que ya tienen sin que nada vaya mal. Sin embargo, a medida que la industria sigue evolucionando, la mayor pérdida que experimenta la mayoría de las organizaciones es el resultado de no hacer nada.
El dilema de la fragmentación
Aunque a muchos líderes aún tienen un serio temor al cambio, es una necesidad para evolucionar y mejorar su negocio. Hoy en día, la mayoría de las organizaciones buscan constantemente la adopción de nuevas tecnologías: debido a la pandemia, las implementaciones tuvieron que acelerarse para que los empleados pudieran seguir trabajando a pesar del repentino cambio al trabajo a distancia. Mientras que la atención se centraba predominantemente en soluciones que mantuvieran el negocio en marcha ahora, en lugar de prepararse para el futuro, muchos equipos de TI se encuentran con que sus sistemas están fragmentados, ya que evitan retirar su tecnología heredada y, en su lugar, añaden y parchean los sistemas para prolongar su uso.
Las empresas también tienen que hacer frente a una serie de nuevas amenazas que tienen el potencial de interrumpir todas las operaciones. Los ataques de ransomware, por ejemplo, no paran de aumentar, tanto en volumen como en sofisticación. Para combatir esto, los líderes de TI están aumentando su inversión en estrategias de protección de datos y ciberseguridad para garantizar que su negocio pueda prevenir y recuperarse de cualquier ataque futuro.
Esto puede ser tan simple como quedarse con el mismo tipo de tecnología, pero empezar de nuevo desde cero para construir un entorno a prueba de futuro, en lugar de seguir adelante con uno fragmentado que limita su flexibilidad, puede ser igual de perjudicial. Se puede argumentar que no tiene mucho sentido adoptar exactamente los mismos procesos sólo en una tecnología diferente – esto puede ahorrar dinero y puede mejorar la experiencia del usuario final, pero no proporcionará ninguno de los beneficios de la verdadera adopción de nuevas tecnologías: transformación, ventaja competitiva e innovación.
Dar pasos hacia el cambio
Evitar el temor al cambio tiene más inconvenientes de los que los directivos podrían pensar. El único aspecto positivo es que se evita el esfuerzo necesario para llevarlo a cabo. Pero las consecuencias pueden ser mucho peores. La tecnología existente no podrá evolucionar a medida que la empresa crezca y es posible que no pueda alcanzar todos los objetivos empresariales y, lo que es más evidente, no podrá aprovechar las nuevas tecnologías que se desarrollen.
Aunque la implantación de nuevas tecnologías requiere inversión, formación y un tiempo de inactividad limitado, al no hacer nada las empresas se arriesgan a perder ventajas competitivas y eficiencia operativa y de costos.
Hoy en día hay un gran número de tecnologías innovadoras que, cuando se implementan, pueden ayudar a impulsar a las empresas y permitirles ofrecer mejores servicios y productos a sus clientes. Desde la inteligencia artificial hasta la realidad virtual, pasando por el Internet de las cosas y el software como servicio, el temor al cambio puede impedir que las empresas utilicen las tecnologías más avanzadas del mercado.
Adoptar una nueva tecnología no tiene por qué ser una experiencia dolorosa, y no tiene por qué significar hacer un cambio innecesario. Todas las empresas cambiarán o añadirán proveedores a su cartera de soluciones en distintos momentos en función de las necesidades; lo importante es que las tecnologías existentes sean innovadoras por derecho propio y sigan ajustándose a las demandas empresariales actuales y futuras.
El objetivo es consolidar la tecnología en uso: la mayoría de las empresas tendrán más de una solución, por lo que el objetivo es reunirlas todas en una plataforma segura, regulada y controlada para que sea sencillo y fácil de integrar con las herramientas internas existentes o nuevas, por ejemplo, la seguridad o la automatización.
El cambio provoca inevitablemente algún tipo de interrupción, pero trabajar con proveedores de confianza con carteras innovadoras y de amplio alcance es una de las principales formas en que las empresas pueden reducir el dolor de la actualización de sus sistemas y avanzar hacia un futuro más inteligente y digital.
Por: Bruno Lobo, General Manager, LATAM, Commvault.